Toni Bolaño

¿Hasta cuándo?

Que Xavier Martorell siga en la política un minuto más es una indecencia. Joana Ortega, Carod-Rovira, Ricky Rubio, concejales de Unió en Sant Cugat o Gerard Piqué han sido ocupación y preocupación de empresas en la que el máximo responsable era siempre el mismo: el actual director general de Prisiones, Xavier Martorell. El último espiado que hemos conocido –la lista parece no tener fin– ha sido, José Montilla. O sea, el que había sido Director General de los Mossos encargó un informe sobre su presidente. Lo espió.

La factura de 1.000 euros más IVA está a la altura de un informe que parece realizado por el becario de la agencia de detectives. No acierta ni una. Las inexactitudes son de bochorno. La tal Silvia Montilla, sobrina de Montilla que trabaja en el CAC, puede trabajar en el CAC pero sólo comparte con Montilla el apellido, no el parentesco. Las fincas en Andalucía, que el informe atribuye a los padres del ex presidente, simplemente no existen. Y las propiedades de Anna Hernández no son dos, sólo una. La venta de una propició la compra de la otra junto con su hipoteca. O sea, como la gran mayoría de ciudadanos de este país.

Que el informe sea cutre no excluye de responsabilidad al que lo encargó. Lo preocupante es ver como pasan los días y Xavier Martorell sigue en su puesto, en prisiones. No era lo suficiente bueno para CDC, que le apartó de sus responsabilidades en el partido en Sant Cugat, pero parece que sí lo es para seguir en el gobierno de todos los catalanes.

El president Mas y el conseller Gordó le están amparando pero, ante el cúmulo de informaciones que salen, no sería mejor hacer un brillante ejercicio de limpieza y cesarlo de sus responsabilidades. Son ya demasiadas las casualidades y, en política, las casualidades no existen. ¿Qué esperamos? ¿Qué salgan más espiados y que algunos sean dirigentes de Convergència?

No es ilegal, en principio, pedir un informe comercial sobre las propiedades y las actividades comerciales de una persona. Lo que es indecente es espiar al presidente de la Generalitat, al vicepresidente anterior, a la actual y a tus rivales políticos. Y más indecente si todas las miradas se dirigen a quien dirigió la policía catalana. La merda de la muntanya no fa pudor encara que la remenis amb un bastó, pero en Prisiones el hedor es insoportable.