Alfonso Ussía

Hechos obviados

La Razón
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Se hallaba un concejal cualquiera orinando sobre la moqueta del antedespacho de la señora Alcaldesa. Eso, las urgencias mal administradas. Un concejal de la oposición, que por allí transcurría, le afeó la conducta. El meón se defendió, indignado: «Estás intentando desacreditarme obviando hechos y su contexto».

La izquierda radical siempre tiene a mano una cursilería presta a la justificación.

La novia o ex novia, o compañera o ex compañera, o pareja de hecho o ex pareja de hecho, o chica o ex chica del supremo líder de «Podemos» Pablo Iglesias, ha salido en defensa de Guillermo Zapata. Doble mérito. Defenderlo en una situación de precaria credibilidad, por cuanto doña Tania se halla imputada por la Justicia por una tontería de nada, que también la Justicia obvia hechos y contextos. Centenares de miles de euros concedidos a su hermano en la localidad de Rivas Vaciamadrid cuando ella era, junto a su padre, concejala de aquel ayuntamiento. El padre, la hija y el hijo, sencillamente un asunto de familia. Recuerdo que la situación de imputada no determina su culpabilidad. Pero es una situación incómoda, por describirla con suavidad y tacto.

Doña Tania, que era para el camarada Iglesias lo que Elena para Nicolás Ceaucescu, se ha apartado de la política por obligados motivos, pero no de la militancia. Y el pasado domingo, angustiada y herida por la insufrible presión que padecía su amigo Guillermo Zapata, escribió el siguiente mensaje desde su cuenta tuitera. «@ Ainhat. Intentan desacreditar obviando hechos y su contexto. Mi apoyo a Guillermo Zapata».

Modelo de lealtad a un amigo al que se le había desacreditado y descontextualizado, obviando hechos, cuando expresó su regocijo por llevar las cenizas de cinco millones de judíos en el cenicero de un 600, su simpática alusión a los miembros mutilados en un brutal atentado etarra de Irene Villa, y a la jocosa y humorística resurrección de Marta del Castillo. Todo ello, obviando hechos y desacreditando al pobre Guillermo Zapata sacando sus palabras del contexto. El problema de Guillermo Zapata –y las feministas no han dicho ni mu, o ni pío, con posterioridad a la lectura de sus mensajes–, es que es un individuo de talento incontenible e incontrolado, y menos mal que milita en la izquierda estalinista, que siempre es condición merecedora de bula y comprensión. Figúrese doña Tania lo que habrían hecho, escrito y denunciado ella y las llamadas «feminazis» si un concejal del Partido Popular se hubiera atrevido a escribir en una red social lo que sigue: «Amigo. Desconfía de quien te diga la vida es así, porque si no es la vida, ellas hacen que sea así. QUE PUTAS SOIS DIOS». Lo escribió y difundió Guillermo Zapata el 24 de diciembre de 2013, con humor navideño. Con independencia de lo mal que está redactado y puntuado el vómito machista –la Cultura del Ayuntamiento de Madrid en sus manos–, tengo para mí que por muchos hechos que se obvien y contextos que se olviden, lo que ha hecho Zapata es llamar «putas» a todas las mujeres, lo cual no es un gesto de buena educación. Pero como lo ha escrito Zapata, Tania lo defiende y apoya, del mismo modo que de escribirlo quien esto firma, sería justamente insultado, menospreciado y aniquilado por la furia del feminismo oficial y sujeto a las subvenciones.

Ni descrédito, ni obviedad ni descontextualización. Este individuo es un impresentable, e igualmente impresentables los que apoyan y defienden sus excrementos mentales. Ya sabemos que el estalinismo de «Podemos» no condena que todas las mujeres sean calificadas de «putas».

Es eso, cultura, talante y respeto. Caray con doña Tania, la niña de los contextos y los hechos obviados.