José María Marco
Independencia nacional
E l PSOE es un partido que aspira, legítimamente, a ocupar el gobierno. En teoría, es una organización homologable a los demás partidos socialistas europeos, léase el Partido Laborista inglés, el Socialista francés, el SPD alemán, o lo que queda del socialismo en Italia. Imaginemos por un momento que alguno de estos partidos propone lo que respalda el PSOE en nuestro país: que en una parte de esos países, pongamos por caso en el condado de Kent (o en Escocia), en la Borgoña o en Alsacia, en Baviera o en el Véneto a los niños ingleses, franceses, alemanes e italianos el Estado les prohibiera seguir sus estudios en la lengua del país, es decir en inglés, en francés, en alemán y en italiano.
La hipótesis es tan descabellada que ni siquiera resulta concebible. Lo es en cambio en España, donde nadie discute el derecho de los niños a recibir la enseñanza en la lengua de la zona, pero donde a los niños catalanes (y no sólo a ellos) les está vedado hacer lo mismo... en castellano o español. La situación es tan absurda que juega a favor de quienes están negando a los niños un derecho básico. Fuera de nuestro país no consiguen ni siquiera imaginar lo que está ocurriendo. No llegan a figurarse que los españoles hayamos llegado a tal degradación.
En cuanto a los españoles, durante mucho tiempo nos hemos acostumbrado a vivir en el esperpento, como si ese fuera nuestro hábitat natural. Así que cambiábamos de registro automáticamente: lo que es natural fuera no rige en nuestro país, y viceversa. En otras palabras, España es un espejo deformado de la realidad europea o, dicho más castizamente (aunque no lo parezca), «Spain is different». Sin embargo, está dejando de serlo a pasos agigantados. Hoy en día, empieza ser muy complicado seguir instalados en esta ficción paródica, que la realidad española niega una y otra vez.
Así que, si el PSOE quiere responder a su vocación de partido nacional de gobierno, deberá empezar a tomar alguna decisión a este respecto. Lo más factible, tal y como están las cosas, es que el PSOE se decida de una vez a emanciparse (o independizarse) del PSC. Si el PSOE se presentase en Cataluña como un partido nacional y dejase al PSC seguir jugando a ser la izquierda dinástica del nacionalismo integral, caben pocas dudas de lo que ocurriría. Entre otras cosas, empezaría a recuperar su vocación de partido de gobierno en España y, después de algún tiempo, también en Cataluña.
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