Julián Cabrera
Infausta paternidad
Decía la vicepresidenta del Gobierno que es pueril y demuestra «poco nivel político» la escaramuza entre Podemos y PSOE a propósito de la paternidad del infausto «hoy 18h, sede del PP calle Génova. Pásalo». Sáenz de Santamaría no adolece de razón, pero la polémica, además de plasmar la encarnizada batalla actual casi de supervivencia por el espacio de la izquierda tiene recorrido propio y nos trae a colación algunas posteriores consecuencias de aquella jornada de todo menos de reflexión en 2004.
La egolatría de Pablo Iglesias tiene en este caso una justificación que va más allá del «yo también maté a Kennedy». Su currículum y el de otros «insignes» de su círculo universitario desde los tiempos del «no a la guerra» o el «arde Madrid» aportó algo más que un grano de arena a los orígenes de aquel SMS, pero el papel de los hoy dirigentes de Podemos no resta sus méritos a la «paternidad de la sociedad» sobre la virulenta reacción el 13-M a la que tan desafortunadamente se ha aludido desde el PSOE, puesto que fue en efecto una «sociedad española» dedicada a la comunicación quien hizo de caja de resonancia con sus quiméricos terroristas suicidas de lo que bullía en la dirección socialista.
El 13-M no fue sólo testigo del ataque a sedes de un partido democrático tras un sanguinario atentado terrorista, ataques que afortunada pero curiosamente a nadie se le ocurrió dirigir en esas crispadas horas contra mezquitas o contra sedes de Batasuna. Esa jornada abrió paso a unos modos de hacer oposición política sustentados en el acorralamiento de sedes de instituciones, el asalto a supermercados, las convocatorias «jaque al rey» y «rodea el Congreso» o eso que denominan «escraches». Y lo llaman libertad de expresión.
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