Política

Jorge Urosa

Inocencia robada

Inocencia robada
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Si cualquier delito cometido contra la libertad sexual es execrable, mucho más lo es cuando se comete contra menores, y simplemente repugnante cuando lo cometen aquellos que deberían precisamente cuidarlos, aquellos que están encargados de educarlos y protegerlos, sus profesores.

Con todas las cautelas del mundo y sin cuestionar la presunción de inocencia, esto es lo que parece que ha hecho un profesor de Filosofía y Música de Bachillerato del Colegio Valdeluz que además tiene una academia privada de música en la que presuntamente ha cometido varios delitos de abusos sexuales, violación y exhibicionismo. Parece que lleva años cometiendo estos abusos, concretamente desde el año 2006. Sus compañeros no salen de su asombro ya que el profesor en cuestión, no es nuevo en el colegio, lleva quince años sin despertar sospecha alguna. Los delitos los cometen las personas concretas, no debemos caer en la tentación de generalizar y culpar a colectivos concretos o incluso a instituciones enteras, porque es dificil de imaginar como el tutor se transmuta en el más obsceno de los verdugos.

Trágicamente este tipo de delitos son irreparables, porque además del daño físico, se produce el robo de algo irremplazable, de lo más valioso que acompaña al ser humano durante toda su vida, de la niñez en su estado puro, en definitiva de la inocencia. Por eso son delitos que no se compensan ni con mil vidas, que no tienen perdón de Dios, que van contra todo pensamiento cívico y que deberían llevar no sólo a la represión penal, sino el ostracismo social más absoluto.