Casa Real
Insensateces
Ay, qué bonica está mi hermana So, eh. Qué bonica que iba, qué enternecedor todo, qué buena estampica que damos. El día que pille a los periodistas estos felpudos del «Sofía ya está más alta que Leonor» voy a montar un pollo que ríete tú de Altibajos y su carácter. El caso es que nada, ahí estuvimos un rato posando, con mi hermana como un flan, mi padre ya tan «arrastrao» que se hizo una corbata a juego con el traje de mi madre, yo en plan vestidico de no haber roto un plato, los «agüelos» maternos sin mirarse, los «agüelos» paternos ya en plan «vamos a descojonarnos porque esto ya es de traca» haciéndose los amigotes y a risotadas y luego vino también uno de los K de Bulgaria, pero siento decirles que me pasa como con mis primos los de Suiza, que no les reconozco. No les distingo. No se si es Konstantin o Kiryl, Kubrat. E incluso no se cuándo es Kalina o su marido Kitín, que ya es de broma que se llame K también. Y lo mismo me pasa con Irene, Juan y no se qué primos que tenemos exiliados y que no nos dicen por qué, pero todos sabemos por qué. Por cierto, vaya numeraco el otro día en el funeral de esa señora Parma, que hay que ver qué acierto con el queso tuvo. Resulta que llegaron las titas, saludaron a los yayos así de sonrisitas y cuando llegaron Altibajos y mi padre se podía cortar el ambiente con un cuchillero cebollero. Madre mía, qué de bilis. Que es lo que yo le dije a Altibajos: amiga, vaya fama de estricta gobernanta estás echando, que ahora dicen que papi no saluda a sus hermanicas porque a ti se te ha puesto en «tó» lo alto que les haga un vacío qué ríete tú de los agujeros negros. El castigo significó estar en mi cuarto «toa» la tarde y me puse los toros. Es por joder. Bueno, por joder y por ver al abuelo, que iba simpatiquísimo. ¡Y con un color de cara tan rosa barbie! Me voy que en una de éstas me dan a los servicios sociales.
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