Política

Ely del Valle

Interés interesado

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Aunque parezca increíble, hay por fin un tema en el que los dos partidos mayoritarios están de acuerdo: la reducción del número de aforados. Esta insólita unanimidad de criterios, con sus diferentes matices, obedece al creciente malestar que los casos de trinque han provocado en la ciudadanía, unido a la confusión que deliberadamente han sembrado algunos haciendo creer que aforamiento e impunidad son sinónimos. Sólo así se entiende que sea ahora cuando de pronto todos estemos interesadísimos por un asunto que tiene tantos años como nuestra Constitución.

Partiendo del hecho de que no tiene demasiado sentido que esta figura se aplique a diputados y senadores, y mucho menos en caso de delitos ajenos al ejercicio de su función política, es curioso que esto, que tiene más años que el telediario, no se haya convertido en una cuestión prioritaria hasta que los dos grandes partidos se han visto acorralados por los que aspiran a comerles la merienda, y hasta que éstos se han dado cuenta de que ahí hay un filón que explotar de cara a ganarse las simpatías del electorado.

Desde que el aforamiento se aplicó por primera vez a todo el arco parlamentario hemos tenido gobiernos populares y socialistas y ninguno ha tenido el más mínimo interés en abordar este asunto. Tampoco lo tuvieron el resto de los partidos con representación en las cámaras. Sospechoso. Ahora sí; ahora que se ha convertido en un debate a pie de calle que puede sumar o restar votos, son los mismos que han estado durante décadas amparados por esta figura sin chistar los que piden, exigen o plantean la necesidad de suprimirla o, por lo menos, de discutirla.

Bienvenido sea el debate y el interés que ahora demuestran unos y otros, pero intuyo que en este asunto, y parafraseando nuestro refranero, lo que ocurre es que tiran más dos papeletas que dos carretas.