María José Navarro

Isabel

Isabel
Isabellarazon

Mañana es lunes y desde hace casi una docena de semanas veo la tele por la noche. Descarten cualquier postura jipi o intelectual al respecto: tengo aparato, plano, y se ve bien, o sea, que no la veo porque no quiero, estoy cansada como una perra, y/o juega el Atleti. Pero los lunes veo «Isabel» en TVE1. Primero, porque Sergio Peris-Mencheta es guapérrimo y la admiración me viene de madre: bebe los vientos por este hombre tremendo, excuso decirles que ella está tan en forma que da miedo. Segundo, porque voy bastante cortita de historia y, sobre todo, de cogerle cariño a la historia de este país nuestro tan acojonante y tan cutrón al mismo tiempo. Tercero, porque es imprescindible para las mujeres interesarse por una que fue pionera en muchas cosas, que tuvo un par y que se rebeló al papel que su tiempo les otorgaba a las chicas. Cuarto, porque no vemos muchas cosas así en nuestras teles, que nos cuenten de dónde venimos, qué pasó para que pase lo que pasa ahora. Quinto, porque es lo más parecido a lo que alabamos de la BBC, por ejemplo. Sexto, por mandamiento televisivo público. Séptimo, por todos esos actores catalanes magníficos y secundarios que son los que dan solvencia a la serie. Octavo, porque ha sido un éxito y la gente no es tonta. Noveno, porque ha renovado después de pasar un año en un cajón, hechos los trece capítulos y sin cobrar la peña. Y décimo, porque quiero a los guionistas, y me siento orgullosa y segura de que son lo mejor que le pueden pasar a la tele, a Isabel La Católica y a lo que toquen. Besos, Olivares.