Iñaki Zaragüeta
«Islero», el culpable
Poco a poco se acerca el día de la Justicia y Oriol Pujol podrá defenderse de tanto infundio y justificará las cuentas y negocios internacionales de él y de la familia para tranquilidad de todos. Eso sí, en la Sala se impondrá el mazo del juez, no su puñetazo en la mesa, aquel que todo conseguía.
Allí tendrá la ocasión de demostrar que el pedigrí de su linaje le ha impedido dinamitar los principios que mamó en el pulcro ambiente del clan. Ni ITV ni financiación ni cuentas. Los viajes a Andorra eran para esquiar y el maletero transportaba los equipos para este deporte.
Pudo suceder –es habitual– que confundieran un anorak violeta, color normal en ese tipo de vestimenta, con un paquete de «Ben Laden» como así se conocen los billetes de «quinien». El joven Pujol rechazaría la tentación de semejante comportamiento.
¡Cómo se le va ocurrir aspirar a la omnipotencia para hacer y deshacer en Cataluña. Las cintas sobre Oriol Pujol «pega un golpe y la mesa y dice que se haga, punto...» están manipuladas. Si por un aquel se le hubiera ocurrido pronunciar esas frases, su progenitor lo impediría. ¡Cómo aceptar que el hedor se extendiera hasta el más oculto recoveco de la administración catalana, después de prometer servirla con lealtad hasta la extenuación. Eso no casa con el cuatro por ciento, ni con el tres, ni con el dos, ni con el uno. Un Pujol jamás lo aceptaría.
Vaya por delante toda presunción de inocencia, aunque el esclarecimiento de tanta irregularidad debe ser imparable. No será él, pero algún culpable hay que encontrar. Igual es «Islero» o una simple casualidad. ¿Que quién es «Islero»? El toro que mató a Manolete. Así es la vida.
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