Carlos Rodríguez Braun
La Cortés y el robo
Los comunistas resultan a veces simpáticos, siempre que no tengan mucho poder. Millones de víctimas prueban que cuando lo tienen, su simpatía resulta descriptible. Ahora bien, incluso el comunismo vegetariano de nuestros días, que reniega de la revolución violenta y del estalinismo, puede resultar alarmante. Elena Cortés, consejera de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía, gracias a la alianza con los socialistas, y ligada desde siempre al Partido Comunista de Andalucía, dijo a propósito de los delitos perpetrados por individuos del Sindicato Andaluz de Trabajadores: «Llevarse un carro de comida por valor de 200 euros no se le puede llamar robar cuando se va a dar a los bancos miles de millones de euros». Todas las dudas que sugiere esta declaración son inquietantes. Por ejemplo: podríamos preguntarnos a partir de cuántos euros de comida sustraídos la Señora Consejera consideraría que sí es robar; o si se da cuenta de que esa argumentación socava el derecho de propiedad, que es la base de una sociedad libre; o si estaría dispuesta a aceptar que nadie ayude a la banca con dinero público y a la vez que nadie pueda robar impunemente 200 euros a nadie. Asimismo, podría reflexionar sobre esos miles de millones de euros de los que habla, y que no han ido en general a «los bancos» sino en particular a «las cajas», en cuyos consejos de administración, y cobrando dineros jugosos, se sentaron personas de Izquierda Unida.
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