Alfonso Ussía

La Cruz

Alfonso XIII concedió el rango de «Real Club» al Madrid Club de Football y a otros que lo solicitaron. Esos clubes tienen el privilegio de llevar sobre su escudo la Corona Real. En los años de la Segunda República, se prohibió la exposición de la Corona, y el escudo del ex Real Madrid lo conformaba un círculo descoronado. Hasta tan ridículos extremos de censura alcanzaron los «demócratas» republicanos. La Real Sociedad de San Sebastián está tan íntimamente unida a su condición que es conocida como «La Real», así, sencillamente. En la década de los ochenta del pasado siglo, unos directivos más o menos inmersos ideológicamente en el nacionalismo, pusieron en marcha un plan para cambiar de nombre al gran club donostiarra. Se pretendía denominarlo «Guipúzcoa Fútbol Grupo». Recibió críticas ácidas y adversas provenientes, incluso, de los submundos mal llamados «abertzales», y el proyecto se esfumó. «La Real» no podía dejar de serlo porque así la llamaron, quisieron, siguieron, sufrieron y disfrutaron cuatro generaciones de donostiarras y guipuzcoanos. De esa manera, además, se distinguía del Athletic Club de Bilbao, su gran rival vasco, más establecido en el «vizcaitarrismo» –con B–, de los seguidores de Sabino Arana. Guipúzcoa era provincia monárquica por la presencia de la Familia Real en San Sebastián durante una parte del verano. Una concejala de Herri Batasuna, muy burra por cierto, propuso eliminar la memoria monárquica de San Sebastián, y como es lógico, fracasó en el intento. Para ello se habría visto obligada a derribar más de la mitad del barrio de Ondarreta, la estatua de la Reina María Cristina, el Palacio Real de Miramar, el Paseo de Miraconcha, el Hotel María Cristina, el Teatro Victoria Eugenia, y de paso, la Real Sociedad Vascongada de Amigos del País, la Salve del Orfeón Donostiarra, el Real Club Náutico y la Real Sociedad de San Sebastián. Demasiados kilogramos de Goma-Dos para tan monumental empeño.

En 1939, los «Reales Clubes» recuperaron la Corona en sus escudos. El fabuloso Real Madrid de las primeras copas de Europa, el Real Madrid de Bernabéu, asombró al mundo con su escudo de siempre. Hoy sigue asombrando al mundo con un equipo extraordinario, pero lleva el escudo capado. Se dice de una boina o «chapela» que está capada cuando se le arranca el pitorro de su planicie superior. Al Real Madrid le han capado algo más importante que el pitorro. Le han quitado la cruz de la Corona Real. No es la Corona Real, y por ello, es una corona inventada.

Dicen que así lo han exigido los árabes que van a financiar la remodelación del Estadio Santiago Bernabéu que también dejará de llamarse Santiago Bernabéu para compartir la memoria del gran Presidente con una alusión petrolífera. Si tanto interesa a los petrodólares entrar en el Real Madrid no es por otro motivo que por la fuerza y el prestigio que tiene el Real Madrid en el mundo. Y la fuerza tiene que demostrar su fortaleza y hacerse fuerte frente a los que quieren amputar su estética y su imagen. La Corona que han capado en el escudo del Real Madrid es consecuencia de la historia del club y además no pertenece al Real Madrid. Es la Corona de España. Se empieza por retirar la cruz para que el Islam se regocije y se termina introduciendo en el círculo posterior, como símbolos representativos de Madrid, a un camello, una gacela y un dátil.

Si el Real Madrid, tan bien gestionado económicamente, quiere ser aún más rico con el dinero árabe, y acepta las condiciones del petrodólar, que vuelva a su fundación y se llame «Madrid Club de Fútbol». El «Real» le sobra. La Corona sin cruz es un invento, y borrarla de la estética del Real Madrid, un insulto a su Historia. Esa corona sin cruz no vale nada. Es una chapuza inventada para contentar a un dinero que en más de 110 años de existencia no le ha hecho falta al Real Madrid genuino y auténtico.