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La delgada línea de separación
Efectivamente existe una finísima línea que separa el amor en estado puro y el desamor lleno de rencores y viejas cuentas por liquidar. Esto sería lo que las revistas de la semana enseñan en sus portadas y en sus reportajes estelares. Por tanto, lo que toca es repasar estos hechos.
«¡Hola!» está que se sale. La semana pasada ofrecía en rigurosa exclusiva la próxima boda de Ana Boyer y el tenista Verdasco –al parecer, la pareja no puede esperar y en un apretón de amor han decidido que no llegan al verano y que se casan en diciembre–. Esta semana el más difícil todavía: también en rigurosa exclusiva, ya saben, previo pago, nuevo anuncio de boda de cara al verano. José Ortega Cano y Ana María: «Nos casamos». La novia está segura de que fue la mismísima Rocío Jurado la que la puso en el camino de José y afirma que sueña con ella. El torero dice que invitará a Rocío Carrasco, porque sabe que a su madre le gustaría. Le creo y de corazón les deseo gran felicidad. Ortega es tan buena persona como torero y la novia es mujer discreta y cálida. Por cierto, no puedo dejar de reseñar una curiosidad bien simpática. En una de las fotos de la noticia aparecen los novios sentados en la escalera que da paso a la entrada de su casa, al fondo aparece un gran retrato de José con traje de luces y a la izquierda un pedestal que corona un busto de tamaño natural de doña Juana, la madre del matador. Miraba sin gafas el rostro de la difunta y le encontraba algo raro, una vez las lentillas en su sitio me sorprendió que a la mamá del novio le han colocado las gafas que siempre usó. La verdad que Juana lo habrá agradecido porque a ella siempre le gustó estar siempre muy al tanto de todo, poder verlo todo, y para esto nada mejor que unas gafas.
«Semana» también está en la senda del amor en exclusiva, aunque en esta ocasión la exclusividad ha estado hecha jirones. Laura Matamoros confirma su embarazo. El padre es su novio Benji Aparicio y serán padres en abril. De pronto, como corresponde a un personaje hecho en las tertulias televisivas y «realities» variados, una multitud se ha lanzado a contar días, semanas y meses, con el turbio y malévolo pensamiento de si salen las cuentas. Tendrán que esperar comiéndose las uñas hasta abril. Laura volvió de la «isla de los famosos» a mediados de julio.
Igualmente, «Semana» nos ofrece una prueba del amor asentado y confortable, sin exclusiva de pago. Pilar Rubio y Sergio Ramos anuncian que esperan un nuevo hijo, que, por cierto, también será varón.
La otra cara es el desamor con caminos llenos de cristalitos. «Lecturas» recupera de las cloacas del olvido, también en exclusiva pagada, a Fran Álvarez. Por si no lo recuerdan, fue marido de la duquesa de Paracuellos de nombre Belén Esteban. Asegura el mozo que juntos eran una bomba de relojería. En este caso, no nos queda más remedio que agradecer la separación, que nos libró de tan potente explosión.
«Diez Minutos» nos pone ante el desamor cortado por alfanjes malayos. Los protagonistas, una pareja que hace 12 años, en plena juventud, fue la portada de todos los medios: Chenoa y Bisbal. Repito que eran muy jóvenes y que vivieron unos meses encerrados en la escuela de «Operación Triunfo». Esto los juntó. La pasión propia de la edad la confundieron con el amor y, al salir del encierro, la convivencia no fue posible. Eran triunfadores, aclamados, deseados... Al cabo de una década, Chenoa vomita en un libro todo el despecho que le quedaba dentro. Por lo que se lee en citado libro, ella lo sentía al hacerlo con él, mientras el muchacho lo sentía pero al hacerlo con otras. La vida a los 20 años da muchas vueltas, más si eres un triunfador.
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