Martín Prieto

La foto necesaria

Recién elegido, a Pedro Sánchez se le tuvo por interino, tras Pérez Rubalcaba, hombre dotado para el mal pero de poderosa inteligencia. El nuevo secretario del PSOE llegaba en un momento crítico para el partido, con cambio generacional y el embarullado legado de Zapatero. Para superar esas barreras formó un equipo de comunicación al estilo del primer Obama y que no ha hecho otra cosa que meterle en cantinfladas. Como nuestra socialdemocracia es nacional, gobernante y estabilizadora, y no los chicos del PREU, sus falencias perjudican a todos, y esa foto en Moncloa firmando un papel junto a Rajoy puede indicar que el joven Sánchez esté afianzándose en su discutido liderazgo. Desde el aciago ZP demasiados socialistas tratan al PP con la distancia del leproso, como si no fuera una fuerza democrática, ofendiendo a los votantes que le han confiado una mayoría absoluta, repitiendo ad nauseam que no llegarán con él a ningún acuerdo, y olvidando que sus camaradas alemanes están muy satisfechos de haberse coaligado tres veces con la derecha del CDU. Aquí ya nadie mancha a nadie y con el PP o cualquiera puedes ir del brazo a recibir una herencia. El PP no ha sido condenado, como otros y tempranamente, por financiación ilícita ni ha propiciado matar a nadie como algunos que todos recordamos. En sus recientes y lúcidos ensayos, Joaquín Leguina reprocha a los suyos su tendencia al sectarismo, que conlleva autoconsiderarse moralmente superior a los demás y que conduce a la perversa dialéctica amigo-enemigo, considerando al adversario incapaz de hacer nada bueno o provechoso. El liderazgo hay que ejercerlo hacia dentro y Sánchez debería hacer didactismo con parte de su Ejecutiva y su electorado menguante, explicándoles que nuestra derecha no es el demonio y representa a la mitad del país. Él parece haberlo entendido con la foto de La Moncloa. Pese al terremoto de unos precipitados sondeos, el bipartidismo no ha muerto a manos de unos osados grumetes.