Política

Manuel Coma

La invasión de Putin

La invasión de Putin
La invasión de Putinlarazon

La situación en el este de Ucrania es sumamente confusa, pero claramente desastrosa. La información es muy fragmentaria, con abundantes contradicciones, la que proporcionan las partes, nada fiable, pero de lo que no hay duda es de que las fuerzas de Kiev han avanzado considerablemente, reduciendo el área rebelde y dando como resultado una crisis humanitaria de gran envergadura, perfectamente equiparable a la que se ha producido en Gaza, aunque suscite mucha menos atención, a pesar de que sus consecuencias para Europa son mucho más importantes. No hay duda de que en los últimos días Rusia ha intervenido de forma directa dentro de Ucrania, con fuerzas de diverso tipo, ha concentrado más tropas en la frontera y ha incrementado ampliamente el aprovisionamiento de armas a los separatistas, muchos de los cuales son rusos provenientes de su país, proporcionándoles tanques, artillería y transportes blindados de personal. Lo que se ha llevado los titulares ha sido la caravana humanitaria de 260 camiones que, si no tiene trampa ni cartón, buena falta hace, pero que Moscú ha metido en territorio rebelde, en el interior del país vecino, contra el que libra una guerra subrepticia, sin su permiso. Como mínimo han servido como señuelo y pantalla de las actividades abiertamente militares. Disparar desde su lado de la frontera es algo que ya viene haciendo desde hace muchas semanas, pero ahora ya se puede hablar de invasión propiamente dicha, aunque lo suficientemente velada como para poder seguir negándola, con toda la habitual desfachatez del Kremlin. Putin vuelve a menear la espada de Damocles de la invasión en toda regla, que desde hace meses hace pender sobre las cabezas de los ucranianos y todas las miradas se dirigen hacia él y sus pensamientos: ¿Qué se propone? ¿Cuál es su siguiente paso? Seguro que lo que no se propone es perder y salir de la crisis con el rabo entre las piernas, pero es dudoso que quiera meterse en un lío mayor del que ya tiene. Es verdad que la vía militar la tiene expedita, por obra y gracia de la bien publicitada inhibición occidental, pero de un nuevo apretón al régimen de sanciones no le libraría nadie, por más que también sean costosas para una Europa que no acaba de levantar su cabeza económica. Puede servirle para culpar a la malevolencia euroamericana del retroceso en el PIB, en el que su país ya está embarcado, pero a sus conciudadanos no les gustará nada pagar el precio. Las encuestas con rotundas. Aprueban todo lo que ha hecho hasta ahora y especialmente la toma de Crimea, pero no quieren ver a su país envuelto en una guerra, ni siquiera para proteger a otros rusoparlantes.

La próxima semana, en un encuentro multilateral, se verán Putin y Poroshenko. Muy probablemente la reciente intensificación de la violencia por ambas partes y la imaginativa finta de la caravana humanitaria se deban a las opuestas búsquedas de una posición de fuerza cara a la entrevista.