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La izquierda, al fin

La Razón
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La extrema izquierda española, al fin, se ha levantado contra el régimen comunista de Maduro. En Barcelona, una nutrida manifestación vespertina exigió la libertad de los presos políticos. Lo mismo hizo la alcaldesa Colau, de Podemos, y asimismo Iglesias, Echenique y Montero. Iglesias se avergonzó de una nación que encarcela a los disidentes. Ya era hora. Por fin se han apercibido de la brutalidad bolivariana. Hasta Arnaldo Otegui, terrorista de la ETA, ha convocado a los indignados a manifestarse hoy sábado, en Bilbao, reclamando la libertad inmediata de los presos políticos.

Le sobra razón a Maduro para soliviantarse. Años y años financiando a Podemos, y sus financiados le salen ahora con la liberación de los presos políticos. De nada le han servido sus apoyos al separatismo de Cataluña. Anteayer, en Barcelona, unos centenares de desagradecidos, todos ellos separatistas y de izquierdas, se reunieron frente al abandonado Palacio de la Generalidad exigiendo sin esperar justificaciones ni tardanzas, la puesta en libertad de los presos encarcelados por sus ideas, que no por delitos. Lo expresaban en unas cartulinas tintadas de amarillo y con el mensaje en catalán: «Llibertat Presos Politics». El mismo mensaje que colgó en una gran pancarta el Ayuntamiento de Barcelona gobernado por Podemos.

El diputado separatista catalán Gabriel Rufián se unió a la demanda y se presentó en los alrededores de la Audiencia Nacional de Madrid, probablemente para presentar un oficio contra los regímenes que encarcelan a sus ciudadanos por motivos políticos. Creo sinceramente en su buena voluntad, pero se equivocó de lugar. Entiendo que sus obligaciones parlamentarias, agobiantes y mal retribuidas –sólo percibe del Congreso de los Diputados 95.000 euros anuales, dietas y viajes aparte–, le impidieran volar a Caracas y exigir a las puertas del Palacio de Miraflores la inmediata liberación de los presos políticos. Menos mal que no lo hizo, porque de llevar a cabo sus planes, la Guardia Nacional Bolivariana le hubiera puesto la cara como una empanada de berberechos. Pero el gesto merece el aplauso, porque Rufián, como Tardá, hasta pocas semanas atrás, era partidario de Maduro y celebraba, con Pablo Iglesias, el ingreso en prisión de los disidentes. Incluso, no expresó, como tampoco lo hicieron los de Podemos, palabra alguna de condolencia cuando 179 pacíficos manifestantes fueron asesinados en las calles de las ciudades venezolanas. Al fin, por fin, finalmente, la izquierda radical española entre los que se incluyen muchos separatistas catalanes, han decidido romper su silencio cómplice y manifestarse a favor de los encarcelados en Venezuela por sus ideas, pensamientos y opiniones.

La mejor noticia de los últimos años. En España, entretanto, han ingresado en prisión un grupo de políticos acusados de rebelión, sedición y malversación del dinero público. Una juez de Madrid lo ha decidido así con impecables argumentos judiciales y jurídicos. No se trata pues, de presos políticos, sino de políticos presos encarcelados por presumibles y graves delitos. En similar situación se halla el que fuera presidente de la Comunidad de Madrid y militante del PP, Ignacio González, al igual que Granados, consejero de la Comunidad de Madrid y también militante del PP, que ha permanecido en prisión casi tres años en calidad de preventivo. Como estuvieron altos dirigentes del PSOE, incluidos un Director General de la Guardia Civil, un Secretario de Estado de Interior, un Gobernador del Banco de España y la directora del Boletín Oficial del Estado. Políticos presos gracias a la independencia de los tres poderes democráticos. El Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Termina de suceder y no hay Estado sin políticos delincuentes.

Pero que ingresen en prisión políticos reincidentes en delinquir, no es cosa que merezca una importancia mayor que el simple comentario. Otra cosa es un preso político, el ciudadano indefenso que es encarcelado por pensar u opinar contra el Poder establecido. Y hasta anteayer, la izquierda radical española estaba del lado del carcelero y no a la vera del ciudadano torturado. Por fortuna, a partir de ahora, ha reaccionado esa izquierda cerril y secesionista, y se ha levantado contra los regímenes que castigan la libre expresión de las ideas. En España, por las ideas nadie está preso.

Bien, muy bien pues, con la reacción de las izquierdas radicales, comandadas por Podemos. Al fin, todos contra Maduro. Es algo que pide un destacado lugar en el elogio. Cabe destacar que hasta Pablo Iglesias, a pesar de su odio a España, se ha alineado claramente en el bando de los que exigen la libertad de los ciudadanos presos por su ideología.

Gracias.