Relaciones Estados Unidos-China
La nueva ruta de la seda
Tal día como hoy, 3 de agosto de 1492, Cristóbal Colón, genovés al servicio de los Reyes Católicos, conocedor del Libro de las maravillas de Marco Polo, zarpaba del puerto de Palos capitaneando una expedición marítima, para intentar encontrar una nueva ruta de acceso a las Indias orientales. No encontraría la ruta deseada, pero descubriría un nuevo mundo y otras Indias, las occidentales, las Américas.
Hoy esa nueva ruta de la seda que buscaba Colón la está construyendo China. El gigante asiático necesita proyectar hacia el exterior de sí mismo el inmenso potencial de sus 1.400 millones de habitantes. Esa nueva ruta es un colosal proyecto de comunicación entre Asia y Europa, con una enorme inversión en carreteras, ferrocarriles, puertos y aeropuertos. De los diez puertos más importantes del mundo, siete ya se encuentran en China, y solo uno de ellos mueve más de 25 millones de contenedores al año.
Detrás de ese magno proyecto ya en ejecución, existe una «idea de China», glosando a de Gaulle en sus Memorias de guerra. De ella emerge un plan estratégico con consecuencias geopolíticas y económicas que van a cambiar el equilibro de poder en el mundo. «Cuando China despierte, el mundo temblará» -afirmó Napoleón-. Esa profecía comienza a ser una realidad.
Trump ha abierto una nueva guerra con China, de momento solo comercial. La lucha por la hegemonía mundial entre EE UU y China ya está servida.
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