Política

Alfonso Merlos

La pela y la patria

La pela y la patria
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¡Sí señor! Gente de orden, con los pies en el suelo, con la cabeza en su sitio. Que hace las cosas que tiene que hacer y que cuenta con quien debe. La revelación que hoy hace LA RAZÓN, con puntos y comas, con pelos y señales, nos remite directamente al proceso de toma de decisiones esquizofrénico que aqueja a los cuadros altos y altísimos de la Generalitat de Cataluña que lideran Artur Mas y sus socios. ¿Para qué engañarnos?

¿A qué están jugando realmente los mandarines del separatismo? ¿A hacer el ridículo? ¿A levantar un tiempo nuevo al margen de España pero con España? ¿A provocar? ¿A dar tumbos y esperar a que suene la flauta? ¿Creen que las Fuerzas Armadas –a la sazón la institución más valorada por todos nosotros– es moneda de cambio o puede ser moldeable y maleable en sus funciones y su misión y su sentido último de acuerdo con lo que tasa la Constitución Española? ¡¿Hemos perdido el oremus?!

No, señores. El Ejército no está en el mercado, no es una bolita que pueda ser llevada y traída por un puñado de trileros. Lo sabe cualquiera con dos dedos de frente, tenga más o menos desarrollado el sentido y el sentimiento patriótico. Pero hay más. ¿En qué quedan aquellas pintorescas propuestas de la Esquerra Republicana para que hubiese varias decenas de militares que respondieran a las órdenes de Barcelona ignorando las estrategias de seguridad de Madrid?

Si no fuese por la gravedad de tanta contradicción, este cúmulo de estrambotes debería conducirnos más a la carcajada que a la reflexión o la crítica o el cabreo. ¡Ya está bien la broma! ¡Acabemos con tanta astracanada! Por interés, por principios, por valores. Por la pela y por la patria. O al revés.