Toni Bolaño

La profecía de Solé Tura

Lo pronosticó Jordi Solé Tura, uno de los siete padres de la Constitución: «Mientras no tenga que elegir la izquierda se mantendrá unida. Cuando la elección sea irremediable saltará hecha trizas». La profecía se ha cumplido. El principal partido de la izquierda catalana ha sido el primer damnificado del soberanismo de Mas. Mientras el eje del debate político se situó en la dicotomía izquierda-derecha, el espacio del PSC estaba garantizado. Pero cuando la dicotomía se ha desplazado hacía el escenario Cataluña-España, el PSC se disolverá como un azucarillo. Mañana en el pleno del Parlament de Cataluña, pase lo que pase, se certificará la defunción de los socialistas catalanes. Al menos, tal y como los conocemos ahora.

Las primeras fugas del PSC se produjeron por la derecha. Primero fue el actual conseller de Cultura, Ferran Mascarell, que, abducido por la fe del converso, teorizó sobre «Cataluña, nuevo Estado de Europa» y durante las elecciones propició una plataforma pseudo progresista en apoyo de Mas. Luego, Ernest Maragall, simuló una escisión que no ha cuajado que espera recoger algunas migajas. El cisma ha subido enteros a medida que aumentaba la deriva nacionalista de Mas. Un cisma que troceará al PSC y dispersará en otras formaciones de izquierda. Antiguos dirigentes del PSC como la ex consejera de Interior, Montserrat Tura, están derivando hacía ERC.

«Somos más fuera del Consell Nacional que dentro», decía hace unos días a LA RAZÓN, Joan Ignasi Elena dirigente de la corriente «Avancem». «En eso tiene razón», responde un dirigente de la mayoría. «Al final en el PSC –añade Miquel Iceta– nos quedaremos los federalistas no nacionalistas que creemos en un proyecto común para España. El resto se irá acomodando. Solé Tura tenía razón».

En la actualidad las diferencias entre Elena y el primer secretario del PSC, Pere Navarro, son más de calado que las existentes entre Elena y Joan Herrera, líder de ICV. Elena niega cualquier veleidad con ICV pero más de un dirigente socialista no descarta que su corriente Avancem acabe situada en la órbita de izquierda plural que quiere construir Herrera.

El desaguisado socialista no ha afectado a ICV, todavía. Por un lado, para evitar que las chispas salten con IU, pero por otro para evitar el enfrentamiento con el sector más independentista del partido, liderado por Dolors Camats y Jaume Bosch.

Un dirigente socialista decía hace más de dos años que a la izquierda catalana le cuadraba muy bien el dicho «cada mochuelo a su olivo». Mañana en el Parlament, pase lo que pase, el cisma en el PSC será un hecho. A partir de la votación, el PSC entra en centrifugado.