Eurocopa 2016
La rayita
Yo, claro, voy con España. Como todos. Digo, que voy con España al menos mañana. Aunque vaya Vd a saber, porque Italia me cae divinamente. Pero bueno, que en estas cosas hay que ir con quien hay que ir, y no hacerlo te convierte en lo peor, así que hay que ir con España. A veces orgullosa, a veces a regañadientes, pero voy con España. Vamos, como todos. A veces casi a mi pesar, voluntaria y obligada. Precisamente por ser los nuestros soy más sensible a cada metedura de pata, me siento más abochornada por esos toreros cincuentones que van haciéndose los graciosos por Francia. Pero son los nuestros, y con ellos vamos aunque a veces pese. Eso sí, iba también con Portugal. Antes de Cristiano Ronaldo. Y este era un amor más limpio y más puro al que, aunque no correspondido, no le encontraba pegas. Yo es que paso la raya y me gusta más el café, veo a la gente más amable y la dehesa más verde. Como muchos amantes del bacalao, por cierto. Así que veía sus partidos como si fueran los míos. Hasta que llegó este tipo que nos alejó de ese país que tiene mil motivos de acercamiento. Cristiano Ronaldo, ese chico tan pendiente de que se le vea lamentarse con teatralidad excesiva, ese chaval a quien el equipo no parece importarle tanto como sus pendientes, ese tipo con esa cabeza tan chica sobre ese cuello tan gordo cual ciruela sobre lata de Mahou, es superior a mis fuerzas. Por su culpa, no lloraré por la eliminación de mi príncipe vecino y hoy me siento una mala persona. Hay gente nacida con un destino claro, y el de éste es irritarme a mí una barbaridad. Ahora que las islas se van a la mierda, que no quieren estar, que ya Beckham no va a socializar su cuerpo solo nos queda Portugal. Y Portugal ya no es la que era. Ni Inglaterra, quién nos lo iba a decir. Veo lo que veo en Europa e igual me gusta más la Copa América que esta Eurocopa que vaya Vd a saber cómo queda. Entiendo a los habitantes del Reino Unido. Hasta en el fútbol esto es insoportable. Larga vida a las trifulcas.
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