Restringido
La tensa situación
En contra de algunas especulaciones, no es verdad que Rajoy presionara al Rey para que desistiera de encargar a nadie la formación de Gobierno ante el evidente bloqueo de la situación. No es su estilo. Lo único cierto es que ni él ni el líder socialista contaban, ni cuentan aún, con apoyos para lograr la investidura. Ante esto, se tanteó la posibilidad, incluso entre miembros del Consejo de Estado, de una salida jurídica para disolver sin sesión de investidura las nuevas Cortes e ir a nuevas elecciones. En la Zarzuela esto ni se consideró. Entre unas cosas y otras, parece que el entendimiento entre el presidente en funciones y el Rey no pasa por su mejor momento. Al líder popular, aunque haya guardado un respetuoso silencio institucional, no le pudo gustar nada que el Monarca otorgara el centro del tablero político a su principal «enemigo», el gran derrotado en las elecciones del 20-D, que no cuenta siquiera con el respaldo de los pesos pesados del Partido Socialista ni con votos suficientes, que le ha hecho a él un desaire detrás de otro, que le ha insultado públicamente y por el que siente un profundo desprecio y no poca desconfianza. Tampoco se comprende que desde la Casa del Rey no se comunique al presidente del Congreso la recomendación de que fije ya de una vez la fecha de la investidura. El rebrote de la crisis económica y la activación de la crisis catalana deberían obligar a todos, empezando por el Monarca y siguiendo por el presidente de las Cortes, a salir cuanto antes de esta interinidad. Da la impresión de que hoy la Corona brilla más por la izquierda que por la derecha. Hay quien atribuye este giro a la joven Reina. Cuanto más sube el aprecio entre los círculos progresistas, incluso entre los promotores de la República, más decae estos días en los ambientes conservadores. La pregunta que más se oye entre estos últimos es: ¿quién está aconsejando al Rey en este trance difícil, en el que, por si faltaba algo, su hermana se sienta en el banquillo de los acusados? Todos los consultados descartan que el Rey Juan Carlos cumpla un destacado papel de asesor, como sería de esperar. Muchos dudan de que sea consultado siquiera por su hijo. Ocurre lo mismo con Pedro Sánchez, que desoye a los viejos dirigentes del partido, empezando por Felipe González. Tanto a uno como a otro les molesta la sombra del padre. O eso parece. Cuestión generacional. Prefieren volar por su cuenta con la ayuda de lo que tienen a mano. Y, mientras tanto, el ambiente se deteriora por momentos y hay amenazas de tormenta.
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