César Vidal

Listas

Listas
Listaslarazon

En los últimos tiempos el ministro Cristóbal Montoro parece encontrar una especial delectación en referirse a listas que Hacienda puede sacar a la luz en cualquier momento. Tan peculiares elencos irían desde la relación de actores españoles afincados en el extranjero y que, por tanto, pagan sus impuestos en otra nación a partidos políticos o «creadores de opinión». Los asociados de Montoro, sin duda, le habrán informado de que la publicación de semejantes listas podría constituir un delito de revelación de secretos, delito en el que, con toda seguridad, no deseará incurrir. Sin embargo, para que no sufra ante la imposibilidad de elaborar listas, desearía, humildemente y con todos los respetos, sugerirle al señor ministro algunas que podría publicar sin quebrantar la legalidad. Sin ánimo de ser exhaustivos, podrían ser: 1. La de empresas que han quebrado a causa de los impagos de las administraciones públicas; 2. La de las administraciones públicas que no pagaron a esas empresas arrastrándolas a la quiebra; 3. La de los nuevos desempleados consecuencia de esos impagos; 4. La de los políticos de las administraciones públicas imputados como consecuencia de esos impagos (ésa será breve y sumamente fácil de elaborar); 5. La de cajas de ahorros quebradas como consecuencia de las acciones de los políticos y sindicalistas de su consejo de administración; 6. La de políticos y sindicalistas encausados tras haber arruinado a centenares de miles de ahorradores; 7. La de parientes de políticos – de hermanos a esposas pasando por cuñados– favorecidos por decisiones del poder; 8. La de personas que han entrado en los claustros de la universidad por su relación meramente personal con catedrático o titular; 9. La de profesores incompetentes que cuentan con una plaza porque entraron por la puerta falsa creada por los sindicatos; 10. La de sindicalistas que, en calidad de liberados, viven de nuestros impuestos; 11. La de asesores que, sin ocupación definida, ocupan las más diversas ramas de la administración y 12. La de empleados en el servicio exterior, lista esta última que agradecerá su compañero el ministro de Asuntos Exteriores porque, según propia confesión, él ignora la cifra. No me cabe la menor duda de que, elaboradas esas listas, el señor ministro podrá comprender a cabalidad por qué millones de ciudadanos han huido a la economía sumergida; por qué centenares de miles han emigrado; por qué el desempleo no ha dejado de aumentar y por qué millones pensamos que es posible una política fiscal infinitamente mejor que la que él perpetra.