Julián Redondo

Los blancos la saben meter

En la entrega de los Premios Nacionales del Deporte recibía Sandro Rosell la Copa Stadium de manos del Príncipe Felipe con sonrisa de oreja a oreja. Salió a relucir la vena catalanista del Barça, que desplazaba con el gesto a la independentista. Sonreía el presidente azulgrana a pesar de la derrota en Bilbao, traspié que todo lo cuestiona, desde el entrenador a las vacas sagradas sin olvidar a Zubizarreta. Decía no sé quién que la victoria tenía muchos nombres y la derrota sólo un padre. En el caso del Barcelona arrecian las críticas por doquier y sobre todo bicho viviente porque dos gatillazos consecutivos no se recuerdan desde tiempo inmemorial. Razones hay para la pesadumbre, cuatro disparos a puerta en 180 minutos, los 90 de Ámsterdam, mala noche saldada con tres tiros, y los 90 de San Mamés, donde las estadísticas sólo registraron uno.

La mohína del Barça contrasta con la firmeza del Atlético y el avance madridista de carro blindado. Simeone no se apea del partido a partido, no vayan a descuidarse sus pupilos, y Ancelotti anticipa el asalto, ahora que ha descubierto a un goleador galés en la corte del rey Cristiano. La frágil resistencia de Almería y Valladolid condiciona el nombre de la película: «Los blancos sí saben meterla». Más de treinta ocasiones creadas en el Mediterráneo y 25 en el Bernabéu confirman la progresión, que no es fruto de la casualidad, aunque lo parezca. Sin Khedira se ha abierto un horizonte más despejado y el talento de Isco, Modric, Illarramendi y Casemiro faculta a Xabi Alonso para desplegar la ingente cantidad de fútbol que atesora. No sé qué ha perdido el Madrid sin el alemán, pero es obvio que ha ganado mucho.