José Ramón Pin Arboledas
Los otros desafíos de la presidenta
Mañana, junta general extraordinaria del Banco Santander; aprobará una ampliación de capital para adquirir hasta el 100% de Santander Brasil. Operación planificada por don Emilio Botín, que no podrá presidirla; será su sucesora: Ana Patricia. La operación no parece complicada, dado que fue «cocinada» por el gran maître don Emilio. Basta servir adecuadamente la vianda a los comensales. Sin embargo, por ser el estreno de su presidencia, Ana Patricia será observada minuciosamente. Se esperan palabras sobre su padre. ¿Debería también exponer sus líneas de gobierno de la entidad? No es necesario, aunque puede que el accionariado espere alguna indicación.
Los accionistas de referencia tendrán noticias de la presidenta en «petit comité», pero el mercado querrá saber. Es su primer reto hacia afuera: mantener la confianza del capital; de los inversores dispersos pequeños y de los núcleos más potentes. Con unos y otros debe entablar diálogos a través de los medios –los periodistas siempre fueron un buen aliado de su antecesor– y relaciones personales. Y, dentro de los accionistas nucleares, su familia, cuya sindicación de voto debe mantener. La sindicación es sólida, aunque no sería la primera vez que disensiones familiares repercutieran en la marcha de una empresa. Hasta hace poco los accionistas eran el padre y los hermanos, pero ya hay miembros de la tercera generación –o cuarta según se mire– y siempre hay que cuidar la retaguardia.
De momento, parece que va a tener la confianza de los accionistas. En el futuro, como obras son amores, además de las palabras, tendrán que avalarle los resultados. Así que debe conseguir buenas rentabilidades para los inversores.
La operación brasileña, una de las joyas de la corona, es uno de sus desafíos. Ese país está entrando en turbulencia, económica y política ¿Cómo mejorar los resultados de la filial? El problema no es sólo Brasil. Chile se ralentiza y su política se enrarece. Argentina... En fin, hay que repensar la apuesta americana. Sobre Inglaterra, España y las operaciones europeas, Ana Patricia tiene información de primera mano. Pero también puede haber perturbaciones económicas y políticas.
Puede parecer extraño que sus retos no sean sólo en el campo económico, sino también en el político. Para una entidad del tamaño del Santander sus relaciones con los gobiernos resultan esenciales, don Emilio lo sabía y las cuidaba. En una multinacional de su tamaño, los «public affairs» no pueden ser artesanales, necesitan estrategia e instrumentos profesionales, pero al final las relaciones personales cuentan.
Son retos de un «chair» –presidente del consejo– y para llevarlos a cabo con serenidad necesita un CEO –consejero delegado– de confianza, eficiente y eficaz, que ordene la casa por dentro. Ana Patricia se estrena y no sólo en la junta de accionistas.
* Profesor del IESE
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