Oriente Medio
Los rebeldes iraníes atacan los intereses de Washington
Arabia Saudí desveló el martes que se ha visto obligada a dejar de bombear en un importante oleoducto tras los ataques coordinados con aviones no tripulados por parte de los rebeldes aliados de Irán en Yemen, los hutíes. El ataque, confirmado por el ministro de Energía saudí, se produce después de los recientes informes de sabotaje contra petroleros en el Golfo Pérsico frente a las costas de los Emiratos Árabes Unidos (EAU).
El titular de Energía, Khalid al Falih al Falih, quien calificó el ataque al oleoducto de «cobarde», prometió que la producción y exportación de petróleo saudí no se interrumpiría. Sin embargo, la noticia hizo que los precios del petróleo en EE UU subieran un 1,4%. Al Falih agregó que los recientes actos de sabotaje contra instalaciones saudíes no solo estaban perjudicando al país, sino que también estaban poniendo en riesgo el suministro de energía del mundo y la economía mundial.
Los rebeldes de Yemen, por su parte, aseguraron que lanzaron siete aviones no tripulados contra instalaciones vitales en Arabia Saudí, que limita con Yemen al norte. Riad ha estado en guerra con los hutíes en Yemen desde marzo de 2015, castigando a los rebeldes aliados de Irán con ataques aéreos casi diarios. «Éste es un mensaje para Arabia Saudí: detenga sus agresiones», dijo el portavoz de los hutíes, Mohammed Abdel Salam, a Associated Press. «Nuestro objetivo es responder a los crímenes que cometen todos los días contra el pueblo yemení». Estos atentados han demostrado que el aumento de las tensiones tras la ruptura de la Administración Trump del acuerdo nuclear de 2015 entre Irán y las potencias mundiales, y la posterior reimposición de las sanciones de EE UU para paralizar la economía iraní, han incrementado los riesgos en una región vital para los suministros mundiales de energía.
Al Falih aseguró que los ataques con aviones no tripulados reafirman la necesidad de la comunidad internacional de enfrentarse a las actividades de grupos como los hutíes, a quienes acusó de ser respaldados por Irán, el rival regional de Arabia Saudí. Además, señaló que los aviones no tripulados habían apuntado a las estaciones de bombeo de petróleo que abastecen a un oleoducto que va desde su provincia oriental rica en petróleo hasta el puerto de Yanbu en el Mar Rojo.
Irán, que proporciona apoyo financiero y armamento a los hutíes (y también ha enviado instructores de Hizbulá), ha estado utilizando a los rebeldes para atacar los intereses saudíes. Estos dos ataques, por tanto, permiten a los iraníes transmitir un mensaje claro y amenazador a los estadounidenses y saudíes, sin asumir la responsabilidad directa de los actos.
Hasta hace poco, el régimen de Teherán creía que podía resistir la presión de las sanciones impuestas por el Gobierno de Trump y que sería mejor esperar a las elecciones presidenciales de EE UU en noviembre de 2020, contando con que Trump perdería su candidatura a la reelección, evitando así una confrontación directa con Washington y tener que retirarse de su acuerdo nuclear internacional.
El régimen iraní cambió su enfoque en el contexto de la gravedad de la crisis económica y la no irrazonable perspectiva de que Trump sería reelegido por otros cuatro años. La dirección iraní también está preocupada por la designación de EE UU de la Guardia Revolucionaria de Irán como una organización terrorista y las sanciones específicas impuestas a este grupo.
En un comunicado la semana pasada, Teherán amenazó con reducir su compromiso con el acuerdo nuclear en dos meses. Los dos ataques a los sitios petroleros tuvieron lugar poco tiempo después, en el contexto de continuas advertencias de actos terroristas iraníes adicionales contra objetivos estadounidenses, en particular las fuerzas estacionadas en Irak.
El lunes, después de que los buques de contenedores de EAU fueran alcanzados, el general Qassem Soleimani, el comandante de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria, se encargó de publicar fotos de él mismo en su cuenta de Instagram con dos líderes de la milicia chií en Irak. La medida parecía ser un acto de doble desafío a los estadounidenses.
A los iraníes no les queda mucho espacio para maniobrar económicamente y no están aceptando la oferta de diálogo directo del presidente Trump, como éste se ha comprometido con Corea del Norte, por el momento.
Arabia Saudí y EAU están en el punto de mira de los iraníes si el intercambio de golpes continúa aumentando. Pero en el fondo, existe la posibilidad de que Teherán también elija desplegar personas más cerca de las fronteras de Israel. Un candidato principal para esta tarea es la Yihad Islámica en la Franja de Gaza, que está financiada por Teherán y que a veces recibe órdenes de Irán.
La seguridad nacional y los intereses económicos de Estados Unidos e Israel se promoverían creando una relación más sólida con los Estados del Golfo y con otros Estados árabes como Marruecos. Esta relación sería un control importante sobre la influencia iraní, especialmente en Siria y Yemen, donde las milicias financiadas por árabes tienen mayor capacidad para hacerlo.
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