Toni Bolaño
«Madina es el candidato preferido del PP»
Mañana Madina, Sánchez y Pérez Tapias afrontarán la recta final de su carrera por la Secretaria General del PSOE. Empezarán con un debate en la sede de la madrileña calle de Ferraz, aunque al menos uno de los candidatos cuestionaba el lugar considerando que la sede de cualquier medio de comunicación sería más neutral que la sede del PSOE. La periodista Carmen del Riego será la moderadora y 100 militantes escogidos preguntarán directamente a los candidatos. El penúltimo episodio de lo que empezó con el pistoletazo de salida que dio Rubalcaba el 26 de mayo.
Un día después del mal resultado en las europeas, el secretario general anunció congreso extraordinario. El 28, Eduardo Madina, miembro de la ejecutiva, y prácticamente candidato formal, cambiaba las reglas del juego. Proponía la elección directa del secretario general por los militantes. Rubalcaba aceptaba. Las primarias abiertas tendrían que esperar. Carme Chacón rechazó el improvisado mecanismo y, coherente con sus planteamientos, se apartó. El pánico se apoderó de los líderes territoriales, que clamaron alto y claro por la candidatura de Susana Díaz. Ella se dejaba querer y esperó, durante días, a ser la única candidata. No fue así. Los dejó colgados de la brocha porque Madina mantuvo su pulso. El parón obligado por la abdicación del Rey incendió el debate entre bambalinas y Susana Díaz renunció.
Sin oponente de peso, Madina se las prometía muy felices. Sólo José Antonio Pérez Tapias, el profesor de Izquierda Socialista, le inquietaba en lo que se presumía un paseo. Pero la retirada de Chacón primero, y de Díaz después, cuajaba otro candidato: Pedro Sánchez. El diputado madrileño pulsó sus apoyos 7 meses y se vistió de largo el 12 de junio en Alcorcón, rodeado de militantes de base. Ese mismo día Madina barajaba no presentarse. Javier Fernández –Asturias– y Guillermo Fernández Vara –Extremadura– le convencieron en los salones del Hotel Wellington de Madrid. García Page –Castilla-La Mancha– y el propio Rubalcaba estaban al tanto de la crisis. El día siguiente, Madina presentaba su candidatura en el Senado ante el busto de Ramón Rubial en rueda de prensa. Ese fin de semana empezó la loca carrera por España de los candidatos hablando de su proyecto, pulsando el estado de ánimo de la militancia socialista,que ha conocido tiempos mejores, e iniciando la búsqueda de los avales necesarios. Sólo Madina descansó ese domingo. El sábado estuvo, y pinchó, en Euskadi. Toda una premonición. Perdió en su tierra. Todavía, en esos días, otro aspirante estaba en la pugna: Alberto Sotillos. No lo logró. Puertas afuera el combate entre los tres era con florete. Puertas adentro, los equipos de los candidatos usaban métodos menos elegantes. El juego de tronos socialista ya iba en serio.
El 28 de junio se presentaron los avales y empezó un tenso recuento. Pedro Sánchez se impuso con claridad. Madina sacó en público la daga cuestionando la procedencia de los apoyos del madrileño. La ejecutiva federal cedió y los publicó. Sánchez ganaba en 13 comunidades. Sólo en 6, Madina. Pérez Tapias consiguió el mínimo. Pidieron comprobar una posible duplicidad de estos apoyos con los recibidos por Sotillos. Los representantes de Izquierda Socialista Vicent Garcés y José Antonio Barrio de Penagos no salían de su estupor. En sólo 24 horas, Madina se abría un frente con Pérez Tapias, al que había llegado a cortejar, y con algunas federaciones socialistas, incluida la andaluza, a las que no gustó nada su actitud de cuestionar los avales. Mientras, Sánchez se ponía de perfil en esta crisis, Susana Díaz lanzó una dura diatriba contra Madina. Una declaración de guerra.
No quieren volver a quedar en evidencia. El modelo de Estado, las políticas de izquierda, recuperar la cercanía al ciudadano, la socialdemocracia, la regeneración de la política, la reforma constitucional, el futuro del PSOE, el concordato y Cataluña marcaban la agenda de los candidatos. Posturas similares, salvo en matices. Menos uno. Eduardo Madina visitó Cataluña y sugirió, al más que probable nuevo primer secretario del PSC, Miquel Iceta, cómo debía hacer su ejecutiva. Se abrió un nuevo frente. «Nunca un dirigente del PSOE se ha atrevido a decir cómo ha de ser la ejecutiva de los socialistas catalanes» dijo Iceta para apostillar «la juventud y el empuje son atrevidos» y lanzar un aviso: «Esto no es un concurso de misses».
Sólo dos elementos distorsionan la placidez de la campaña. Primero, la obcecación del equipo de Madina en fotografiar a Sánchez como «el candidato del aparato», lo que ha llevado al diputado vasco a pedir la identificación de los avales. En su empeño en aparecer como el «candidato de los militantes», Madina menospreció a Rubalcaba cuando éste anunció su renuncia al escaño. Segundo, su insistencia en situar a Pedro Sánchez como el candidato de la derecha llegando a afirmar que «el candidato de la derecha no soy yo». Su objetivo ha tenido escaso éxito, por cierto, si atendemos la opinión de un dirigente popular «no es bueno que gane Pedro Sánchez. Para nosotros es el peor candidato. Madina es mucho mejor». Por si fuera poco, Sánchez arrebató a Madina la bandera de una de las reivindicaciones de la izquierda. Lo hizo con un golpe de efecto. Este jueves apareció por sorpresa en el Congreso en las Jornadas organizadas en el Congreso para rechazar la propuesta de reforma de la Ley del Aborto del ministro Gallardón.
Mañana, los tres aspirantes se centrarán en las ideas para acabar la campaña en Euskadi, Madina, y en Andalucía, Pérez Tapias y Sánchez. El diputado madrileño pasará antes por Barcelona. Las declaraciones de Madina le han hecho subir enteros en el PSC, aumentando apoyos día a día. Por cierto, los que Iceta debía incluir en su ejecutiva, según Madina, han dado portazo al PSC y lo han abandonado, o están dando los pasos para hacerlo. «Eso es desinformación», se apunta en la calle Nicaragua. Sin duda, Madina no está afortunado en esta campaña.
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