Paloma Pedrero

Malala

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Por fortuna estoy viva, como podéis ver. Puedo hablar, puedo veros y estoy recuperándome día a día». Esto dijo Malala al salir del hospital en el que ha sido operada varias veces a vida o muerte, en el que ha sufrido tanto durante tantos días. La chiquilla paquistaní, Malala, fue tiroteada por los talibanes por defender la educación femenina en su país. Un disparo fue directo a su cabecita, otro a su cuello. Los asesinos cobardes querían quitarse de en medio todo lo que ellos no tienen: valentía y lucidez. Sentido de la justicia y corazón.

Pero la bala no llegó a tocar su cerebro y los médicos han podido salvar a esta adolescente tan necesaria para su país. Malala, sonríe y habla de una nueva existencia. Porque el renacer es francamente poderoso.

La experiencia de la muerte, cuando se sale de ella, es pura energía positiva para la vida. Una especie de justicia divina que, después de tanto dolor, nos regala la posibilidad de sentir y vivir de una manera mucho más consciente y feliz. Porque al renacer te das cuenta de lo hermoso que es estar aquí, y ya nada te alejará de ese gozo. Malala lo sabe y nos habla de la fortuna de volver. Y a la fuerza que ya poseía se ha sumado la de esta experiencia.

Todavía en proceso de recuperación, nos cuenta que a partir de ahora creará un fondo de ayuda para la educación femenina en Pakistán.

Admirada mujer guerrera, maravillosa, pacífica, que se preparen los violentos, porque contigo lucharemos por la educación. Y la educación vencerá a la violencia. Bienvenida a la vida y a la lucha por que sea mejor.