Cástor Díaz Barrado

Más allá

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A pesar de los esfuerzos realizados por el Gobierno español, que han sido muchos, la Cumbre iberoamericana que se ha celebrado en Cádiz no ha despejado el futuro de las relaciones entre los iberoamericanos ni tampoco cómo van a ser los vínculos que, en los próximos años, mantenga España con el resto de los Estados de Iberoamérica. No queda, desde luego, la sensación de fracaso pero lo avances aún están por ver. La Declaración Final y el Plan de Acción, aprobados en Cádiz, son documentos importantes y señalan con nitidez los retos a los que nos enfrentamos y, lo que es más relevante, apuntan las direcciones en las que debemos caminar. Pero hay que ir más allá. Hacer realidad lo que venimos proclamando, desde hace tiempo, exige, en el fondo, medidas muy concretas que hagan que nos sintamos miembros de una misma comunidad y que fortalezcan los lazos políticos, económicos y sentimentales entre nosotros. En el caso de España, hay que adoptar urgentemente medidas que supongan el «fácil tránsito» de los ciudadanos iberoamericanos entre España y el resto de los Estados de Iberoamérica, lo que es posible sin menoscabar nuestra pertenencia a la Unión Europea. Los españoles debemos sentirnos orgullosos de circular por Iberoamérica sin controles excesivos y los latinoamericanos deben sentir lo mismo cuando viajen a España. Esa medida significaría un cambio cualitativo en nuestras relaciones y tendría un impacto extremadamente positivo en la imagen de España en los países iberoamericanos. Hay que comenzar a homologar y reconocer los títulos académicos sin tantas restricciones como existen en la actualidad y a permitir que estudiantes de uno y otro lado del atlántico cursen sus estudios, sin trabas burocráticas, en cualquier país de Iberoamérica. Hay que derrochar múltiples esfuerzos institucionales y económicos en configurar a la cultura y a la educación iberoamericanas en uno de los ejes de nuestra relación. Las industrias culturales iberoamericanas deben ser una realidad. Hay que favorecer, también, que las pequeñas y medianas empresas actúen, con facilidad, en el territorio de todos los Estados iberoamericanos. Esto sería crear y consolidar una Comunidad que tiene una enorme vitalidad y daría respuestas a las necesidades políticas y económicas que no sólo tiene España sino, asimismo, los otros Estados iberoamericanos. Es innecesario fijar nuestra atención en las presencias y ausencias en la Cumbre de Cádiz, lo decisivo es ir más allá en medidas muy concretas y específicas, en aquellas que afectan a la vida cotidiana de los ciudadanos de Iberoamérica. Este es el mensaje que nos deja Cádiz.