Cástor Díaz Barrado
Más diplomacia
La diplomacia española no ha estado muy acertada en el asunto que ha llevado a que el avión del presidente boliviano, Evo Morales, tuviese dificultades para regresar a Bolivia desde Europa. Si es verdad que el personal diplomático español en Viena solicitó revisar el avión presidencial con el fin de comprobar si Edward Snowden viajaba en el interior de la aeronave, se cometió un error diplomático de libro y tendríamos que reflexionar y asumir las consecuencias de un comportamiento de este tipo. Pocas situaciones justificarían que se revisara el avión de un presidente, y menos aún una circunstancia que, en este caso, afecta a las relaciones entre Estados Unidos y Bolivia y que no importa directamente a nuestro país, siendo los dos estados aliados de España. Pero la reacción del Gobierno de Evo Morales ha sido, también, exagerada. Desde hace algún tiempo el Gobierno de Bolivia mantiene posiciones que no son favorables a España y que atentan contra los intereses españoles. Las expropiaciones y saqueos a los que se ven sometidas las empresas españolas en el país andino no crean un clima de confianza entre los dos estados y deberían hacer reflexionar al Gobierno boliviano y asumir las consecuencias de su comportamiento. Sólo queda restablecer las estrechas relaciones que siempre han existido entre España y Bolivia y, más allá de los reproches, asumir que España es un buen aliado y que Bolivia es otro buen aliado. Nuestra diplomacia tiene que ser más cuidadosa y respetuosa y la diplomacia boliviana debe centrarse en no perjudicar a España. Al final, lo acontecido con el avión del presidente Morales no será trascendental pero es el síntoma de que algo no va bien en las relaciones entre España y Bolivia. Ambos estados deben aclarar, cuanto antes, si están dispuestos a recomponer sus relaciones o si no les interesa mantener relaciones muy estrechas. Bolivia debe asumir su responsabilidad en las expropiaciones a empresas españolas y garantizar que no volverá a ocurrir y España debe cerrar con inteligencia este episodio del avión presidencial, asegurando que no volverán a tener lugar situaciones de este tipo. En las relaciones internacionales lo mejor es saber, de antemano y con claridad, qué posición mantiene cada uno y qué intereses están en juego en las relaciones mutuas. La cooperación entre Bolivia y España sería lo mejor y, para ello, se precisa más diplomacia. Ambas partes deben fijar los contenidos y los límites de esta cooperación y llegar a acuerdos. Esto sería lo más conveniente para todos, pero si no es posible, hay que aceptarlo.
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