Julián García Candau

Mejor la Liga

Inglaterra, que implantó el profesionalismo, no para en Navidades. Los futbolistas españoles en sus reivindicaciones tuvieron que romper con la fórmula esclavista que les impedía cambiar de club si se les prorrogaba anualmente con aumento del 15 por ciento. En la lucha por las libertades, la afiliación a la Seguridad Social y las posteriores disposiciones contractuales, llegó también la obtención de días de vacaciones en Navidad. Antaño, además de partidos de Liga, había encuentros con equipos de otros países. No existían los torneos continentales y era el modo de tener contactos internacionales. Había mañanas de auténtico festival para los niños con precios especiales. Ahora, éstos casi tienen prohibida la asistencia a los campos de fútbol porque en horarios nocturnos y con el frío invernal no se aconseja su asistencia.

Ha habido años en que las vacaciones se han roto por los partidos que han disputado las selecciones regionales. Actualmente parece que únicamente mantienen la existencia de tales contactos, y por razones obvias, Cataluña y el País Vasco. Estas selecciones no las han inventado los políticos actuales. Santiago Bernabéu, por ejemplo, disputó con la Selección Centro los encuentros de entonces.

Del frenesí por las selecciones se ha pasado al casi desinterés general. Ni siquiera catalanes y vascos ofrecieron grandes espectáculos y ello se ha traducido en ausencias en las gradas. En tiempos en que las competiciones han perdido espectadores a causa de la crisis, se supone que la vuelta de la Liga dará nuevo color. En tiempo vacacional ha habido atonía.

Posdata. El mercado no se mueve. Aquí la prima se mide por el riesgo.