Julián García Candau

Mel, injusta decisión

Pepe Mel fue delantero centro que triunfó en el Betis. Sin ser figura, era jugador de los que se llama de club. De los que siempre cumple incluso por encima de lo que se le exige. Mel ha sido un gran entrenador del Betis. También por encima de lo que cabía exigirle, porque el club en el que ha vivido los últimos años no ha sido gloria bendita. Los problemas económicos él los transformó en éxitos deportivos. Ha sido destituido indignamente.

Siempre se dice que este tipo de decisiones son consecuencia de los resultados. Ateniéndonos a ellos se podía pensar en la posibilidad de que, como ya sucedió en ocasión anterior, el equipo iba a reaccionar y salir del pozo. Un gol del Rayo en el último instante ha sido la excusa que han buscado quienes dirigen el club para cambiar de entrenador.

Los aficionados béticos no han visto con buenos ojos su destitución. Era hombre entrañablemente unido al club. No era el simple profesional a quien se contrata y está en el club un tiempo determinado. Mel no era hombre de paso. Estaba tan unido al sentimiento bético, que naturalmente, derramó alguna lágrima al conocer la injusta decisión del actual presidente, cuyo historial bético no es en modo alguno comparable al suyo. El llanto le impidió terminar su conferencia de prensa de despedida.

Mel cubrió con éxito una de las peores etapas de la historia bética. Lo recuperó de Segunda, lo confirmó en Primera y hasta lo clasificó para la Liga Europa. Y ello, sin los fastuosos fichajes de otros tiempos, con administración concursal y pleitos sobre la propiedad de la entidad. Allá ellos.

Posdata. Ciertos problemas del Barça también lo son de «La Roja».