Julián Redondo

Muerde la red

El Manchester City es una aglomeración de figuras que forman un equipo intrascendente, hasta que le regalan el aire, que es lo que hizo el Barcelona en el segundo tiempo. En Europa no da la talla y su comportamiento es propio de un producto sobrevalorado, se bloquea. El recuento de estrellas impresiona; pero cuando Demichelis, el negocio más rentable del Atlético de Madrid en toda su historia, es el valor más seguro de la defensa, o si acaso el eterno Zabaleta, hay algo que no funciona. Posiblemente el esquema, o el peso de la púrpura, como le ocurre al Arsenal cuando cruza el canal de la Mancha. El Barça le puso firmes a partir de las ganas, que cuando combinaron con el acierto arruinaron los planes de Pellegrini, cualesquiera que fueran. Durante diez minutos se midieron los contendientes y tres pases seguidos de los azulgrana al limbo resucitaron los fantasmas del domingo contra el Málaga. Fue un espejismo. Messi ocupó el lugar de Xavi en el centro del campo y volvió tarumba al City, que apenas daba señales de vida con Dzeko. Pero fue marcar Luis Suárez y el aspecto del partido cambió por completo. Protestaba el público del Etihad cada vez que el uruguayo tocaba la pelota y éste, enrabietado, respondió a los silbidos con un segundo tanto. Mordía la red, y cuando lanzaron los del Manchester la primera dentellada con el Kun, quién si no, se quedaron con diez. Reacción tardía: no aprovecharon que Neymar se tomó la tarde libre.