Marta Robles

Nanay

Igual se me enfadan los mourinhistas y me la montan, pero me pide el cuerpo comisaría tras haber visto cómo, por sus santos bemoles, Iker en el partido de ayer del Real Madrid contra la Real (4-3) empezó de suplente. El mejor portero del mundo, de suplente. Ya me sé la cantinela de «Mou» de lo del confort permanente y no sé qué más... Pero igual se la podrían aplicar a él que a Casillas, ¿o acaso el portugués cuenta más méritos que el español? El caso es que ayer, después de inquietar al equipo y no dejarle saber quién sería el portero hasta muy poco antes de empezar, y dejar a Iker sentadito, el luso tuvo que agachar la cerviz cuando Adán, el portero elegido, cometió un error en el despeje, provocó un penalti y se llevó la roja. Entonces, a Mourinho no le quedó más remedio que tirar del «suplentillo» de turno. Para su suerte y la del equipo, un campeón de campeones, por mucho que, alguna vez (quien esté libre de pecado, Mourinho incluido, que tire la primera piedra), le hayan metido algún gol.

Esta vez el público del Santiago Bernabéu sí pitó al técnico madridista. Sus diferencias con el capitán del equipo, ya más que comprobadas, están dando no sólo que hablar, sino ganas de quejarse. Es más, alguno ya anda diciendo que Mourinho echó a Raúl y a Valdano y que no le faltan ganas de hacer lo propio, antes de irse del Madrid (que se irá, por que lo ha dicho él), con el gran Casillas. Una servidora espera que la cordura o incluso Florentino le digan, por una vez al portugués, eso de nanay.