Cristina López Schlichting
Narcisismo perverso
«Los perversos narcisistas» es un libro de Jean-Charles Bouchoux que ha arrasado en Francia. Explica la personalidad del individuo que lucha contra su profundo complejo de inferioridad creándose un híper yo, una proyección magnificada de sí mismo. Este tipo, con frecuencia manipulador, se cree superior, desprecia a los demás, es indiferente a su dolor y, a veces, sádico. Resulta que el narcisismo es el mal del siglo. Las formaciones empresariales, políticas, institucionales favorecen el ascenso de gente sin escrúpulos que fomenta el culto y el miedo a su persona. Pero también ocurre al revés: el sistema expulsa al sujeto «normal» y potencia que se abandone la oscura vía del aprendizaje modesto y largo e invirtamos en la creación de una imagen –marca personal, lo llaman– donde la mayor parte del andamio es apariencia. Me temo que en España esto está empezando a poner en peligro la nación. Para algunos es más importante su batalla que el bien común y, peor aún, su imagen pública que la realidad. ¿Qué ha hecho Pedro Sánchez? Sacó los peores resultados de la historia del PSOE con 90 escaños y los ha empeorado en junio, con 85. El partido está más dividido que nunca. Vara dice que hay que abstenerse, Susana que «no se puede gobernar con 85 escaños». Ya no sabemos si el PSOE es sus barones o Ferraz. Jamás ha gobernado y no se le recuerdan ideas políticas enjundiosas. ¿Cómo puede plantear batalla un individuo aparentemente tan endeble? ¡En el campo de la imagen! Se vende virtualmente. «Soy más de izquierdas que Ciudadanos y más centrado que Podemos», repite con mil y una fintas. Con ese discurso no remonta, pero da igual, cae bien y sobrevive. Hoy hay elecciones, pero ya se ha garantizado que mañana no se hable de sus resultados en las urnas. Ha anunciado que el lunes 26 dará los primeros pasos para la formación de un nuevo gobierno «frankenstein» con la ultraizquierda y los independentistas. Es poco probable que semejante engendro eche a andar y la verdadera pregunta es por qué un perdedor está a la cabeza del partido de oposición, pero nada de esto cambia el hecho de que, por ahora, se demuestra más hábil que sus oponentes para defenderse de la realidad y seguir mandando. Supongo que forzará una consulta a la militancia sobre el pacto con Podemos, después la ganará, después será incapaz de formar gobierno, después se impondrá en elecciones internas y después se presentará a unas nuevas elecciones nacionales. A perder estrepitosamente, claro. Pero eso da igual. Al narcisista no le importa el bienestar ajeno, le importa sólo salir triunfador. Que su carrera destaque, que pueda permanecer arriba. Pedro Sánchez está dejando el partido como un erial y obstaculiza algo tan sencillo como que los ganadores de las elecciones gobiernen, pero estoy segura de que en su familia lo felicitan y que en su círculo inmediato todos están orgullosos de él. Qué gran hombre del siglo XXI.
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