Ely del Valle
Negociación unívoca
No es el primer despropósito que sale de sus trincheras, y mucho nos tememos que no será ni siquiera el penúltimo. Inasequible al desaliento, El Consejo Asesor para la Transición Nacional (CATN) se ha propuesto ganarse a pulso el sueldo con un informe que sólo puede competir en número de disparates por párrafo con el que elaboró hace unas semanas su alma gemela, la Asamblea Nacional Catalana. Al de Carles Viver Pi-Sunyer, como al de Carme Forcarell, no les falta detalle, si acaso reivindicar para su particular ínsula de Barataria los monos del Peñón de Gibraltar, que tampoco son suyos, pero da lo mismo.
Lo demás lo llevan al completo: desde lo de seguir con el euro –cambiarlo por «la pela» u otra moneda autóctona les iba a salir por un pico– hasta lo de mantener la doble nacionalidad, que eso ya es para optar a un Pulitzer en la categoría «descaro y gorroneo sin complejos». El informe, por el que encima los catalanes habrán pagado su dinerito, no deja nada al albur y concluye como podría haber empezado, que es considerando como vía más cómoda para ir aligerando esto de hacerse un país a la medida, una negociación unívoca en la que el independentismo pide y el resto acepta, que para eso somos todos tontos de capirote.
No sé si alguien podrá llegar a tomarse en serio está tomadura de pelo; ni siquiera pondría la mano en el fuego por que, al llegar a su casa, el propio Pi-Sunyer no se parta la caja admirándose de su propia osadía al proponer el «hago lo que me sale del moño y los demás tragan» para conseguir una nación que sólo vive en el imaginario de quienes, a base de reivindicar lo que no es suyo, se creen con el derecho al trinque; porque eso, y no otra cosa, es, por lo visto, de lo que se trata.
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