Iñaki Zaragüeta
O cambian o los cambian
Los partidos deben convencerse de que ya no valen las palabras, sólo los hechos La cosa ha ido, mejor dicho, va a más. Conforme pasan los días, se hace más real la idea de que en España ha ido configurándose la institucionalización de la corrupción. La última aparición, la enésima, de la trama organizada corresponde a la «Operación Púnica», con decenas de implicados, entre ellos alcaldes, presidente de Diputación, concejales, técnicos... y cuentas en Suiza y paraísos fiscales, chalés de lujo, vehículos de alta gama, fiestas con tintes de bacanal. Unas circunstancias que elevan el caso a cotas escandalosas. La gravedad aumenta por el temor a que hoy, mañana o en cinco minutos aparezca otro que menosprecie al penúltimo.
Tanto es así, que la sociedad, harta del goteo y en penuria respecto a otras épocas, ha dicho ¡basta!. Hasta el punto de que escucha mensajes de ideologías sospechosas de no caracterizarse por tener la ética y la regeneración como banderas, pero que hoy trasladan las proclamas que la mayoría de ciudadanos, como digo hartos, quieren oír, porque efectivamente eso que llaman «casta» ha demostrado su falta de voluntad para combatir radicalmente la corrupción. El PP tiene Bárcenas... El PSOE, IU, los sindicatos afectados por los ERE ... Convergencia por los Pujol... Y todos, cuando se reúnen, se mancillan colectivamente como en el «affaire» de los ERE y las tarjetas opacas de Bankia. Ahí están PP, PSOE, Izquierda Unida, CEOE, UGT, CC OO y ejecutivos de la entidad financiera. Una ciénaga, en fin. En definitiva, todos deberían afrontar los asuntos que importan a la sociedad: corrupción, justicia, paro. Como decía ayer un cargo público popular «o cambiamos o nos cambian». Ahora bien, ese cambio debe provenir de la convicción de que para obtener la credibilidad, que es su auténtico flanco, ya no valen las palabras. Como oía de niño en mi pueblo «si dicen, que dizan. Mientras no hazan...» Pueso eso. Así es la vida.
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