Cataluña

Oficio de buen comer

Oficio de buen comer
Oficio de buen comerlarazon

Es de agradecer que demostrara un profundo respeto hacia nuestra profesión, que consideraba un oficio y en cuyas películas aparecía representada de una u otra manera. Siempre había un hueco para un plato bien cocinado. Su pasión hacia la gastronomía era inconstestada y al tiempo incontestable, como lo es su filmografía, particularmente distinta a todas, con ese halo mediterráneo que la hacía, sobre todo en sus comienzos, estar al margen de lo puramente comercial y radicalmente diferente a lo que se hacía. Es con ésa con la que yo me quedo y dentro de ella con «Angustia», que me parece fantástica y que fue tan mal tratada por la crítica. Estoy seguro de que si en vez de llamarse Juan José Bigas Luna se hubiese apellidado Johhansson hoy estaría en el olimpo de los más grandes, o si una película como «Las edades de Lulú» la hubiera firmado alguien como Pasolini o cualquier otro cineasta italiano hoy le estaría llorando medio planeta. Una lástima. Que se nos haya ido tan de repente un valor como él dentro del mundo de la cultura nos deja un tanto huérfanos, nos deja un poco más solos. Siempre me he sentido muy cerca de su arte, de su cine y, sobre todo, de su pasión por la cocina de ese saber disfrutar de la buena mesa. Esa característica suya de ser tan excesivo se reflejaba también en los fogones y a la hora de acudir a un restaurante. Yo le traté varias veces, hablé con él de su trabajo, tenía una estupenda conversación y era excesivo también en su relación con la comida. Últimamente le veía menos porque no trabajaba en Cataluña, pero había tratado a una de sus hijas y sabía de sus pasos. No sé qué platos le gustaba tener enfrente, pero imagino que delante de una buena mesa se mantendría con los cinco sentidos muy abiertos, sobre todo el olfato y el gusto. Y la vista, que tenía que entrar por los ojos. Disfrutaba con la buena comida y se preocupaba por poder disfrutar también de la mejor cocina. Una lástima que no le hubiera podido servir como chef y poder cocinarle un plato de cine.