Alfonso Ussía

Operación «Tanga»

No analizo el resultado de las elecciones andaluzas porque cuando escribo aún no se han abierto los colegios electorales. Tiempo habrá para hacerlo, siempre que merezca la pena el esfuerzo. Me apresuro a escribir de un proyecto importantísimo que al fin, vamos a culminar un grupo de amigos, tres en concreto. Todos los años, cuando la primavera nos alcanza, leemos con envidia que en el mundo femenino se abre la veda a la grasa y da comienzo la «operación biquini». Las mujeres abandonan el vicio del chocolate, el placer de la fabada y la feroz necesidad de la tortilla de patatas, y ajustan sus cuerpos a la estética de su exhibición en playas, barcos y piscinas.

En un reciente viaje a Finlandia he topado por casualidad con un campamento que sólo admite varones y cuya finalidad no es otra que modelar los cuerpos de sus clientes para que puedan mostrarlos, sin pudores ni complejos, durante los meses estivales. La estancia y el método aplicable no son baratos, pero merece la pena intentarlo. Además, en el prospecto informativo, se garantiza la pérdida de 20 kilogramos en una semana, manteniendo el vigor muscular y las constantes vitales en perfecto equilibrio. El lugar, Trutte Komi, en el nordeste de Finlandia, y el campamento el «Trutte Komi Kaampamenta Taanga Operomo», es decir, «Campamento de Operación Tanga en el Arroyo de las Truchas». Seis mil euros del ala por cinco días invertidos en la recuperación de nuestra perdida belleza varonil.

No pretendo identificar a mis dos compañeros de aventura. Uno de ellos es el Presidente de «La Razón», pero omito su no

mbre y apellidos por razones de estricta prudencia. De joven fue un gran nadador y desea recuperar el ritmo perdido y el garbo de su cuerpo. El segundo, un gran escritor sevillano que escribe en la competencia y veranea en Marbella, donde al fin, este verano, podrá presumir de cuerpo en el «Beach Club» de Puente Romano. Tiene barba.

La empresa se compromete a devolver el dinero –incluido el de los billetes de avión Madrid-Helsinki-Madrid y los del autobús Helsinki- Trutte Komi- Helsinki–, si no se produce el deseado milagro. Desde que se puso de moda el tanga masculino, he sentido envidia de la mala cuando me he cruzado en mis habituales paseos playeros norteños con congéneres portadores de tan bella prenda. Y lo mismo les ha sucedido a mis dos compañeros anónimos de viaje.

Seis masajes cada día, y un chapuzón entre masaje y masaje en un «Suomi poozen» –pozo finlandés– de agua helada. Desayuno con bollos, huevos, mantequilla y zumo. Almuerzo más frugal. Sopa de trucha y solomillo de alce sin guarnición. De merienda, un yogur de arándanos, y de cena, crema de espárragos y pechuga de urogallo con una manzana reineta de postre. Todos los días igual. Barra libre. Los internos pueden beber lo que les apetezca y sin límite en las horas libres de masajes y chapuzones en el «Suomi Poozen». Con el fin de colaborar con las normas del Instituto de Salud de Finlandia, se permite fumar tan sólo quince cigarrillos al día. Diez en el exterior y cinco en el bar, para mantener en éste un ambiente sano y acogedor. En las habitaciones están prohibidos los ceniceros.

Intentaré mantener mi ritmo periodístico en tan dura y difícil semana. Y retornaré a España –retornaremos–, con un cuerpazo de imposible resistencia por parte de la feminidad. La fácil recuperación de la juventud añorada. Y una ventaja muy a tener en cuenta, aparte de las que consigo proporciona el programa estético. Montoro ha intentado reservar y le han dicho que no quedaban plazas libres. No se admiten mascotas ni zapatos blancos para la cena ni camisas estampadas con motivos hawaianos. Se van a quedar todos ustedes pasmados cuando nos vean. Mañana escribiré de las elecciones andaluzas.