Podemos

Pablo, el copión de Otegi

La Razón
La RazónLa Razón

Otegi amenaza –haga lo que haga es el verbo que armoniza con su apellido– con pedir derechos de autor a Pablo Iglesias por copiarle sus discursos. Lo peor no es que plagie sino que coincida con el ex batasuno. Sin quererlo, Otegi ha resucitado a Iglesias, que estaba estos días dentro de su zona de confort, y de paso nos ha sacado del sueño en el que creímos que Podemos había sido una pesadilla. Pablo se mantiene en sombras agazapado, esperando a su presa, el nuevo bambi. Pablo podría llamarse Lobo, el nombre del verano. Pablo es un nombre equivocado para ese cuerpo. Cuando Pedro Sánchez se pasee por el bosque, orgulloso como un ciervo, asomado a su espejo, llegará el depredador a enseñarle los dientes. Otegi también estaba desaparecido –menos que las personas a las que empujó al abismo–, y ha regresado precisamente de entre los muertos para dar vida a otro zombi. Curioso que Otegi pida que le asista la propiedad intelectual, ellos que son tan de la cultura y todo gratis. Los discursos de Otegi están para copiarlos. Conforman un grupo de obras maestras de una siniestra demagogia. Lo peor, ya digo, es que Pablo Iglesias, con esa representación en el Parlamento de España, piense lo mismo, se inspire en sus eslóganes y en esa actitud guerrera de los hombres de paz. Pablo resulta ser un vampiro que recicla las ideas que va chupando de aquí y de allá. En una de esas sesiones draculinas le salió Otegi. Copiar está muy mal, pero si encima el objeto de plagio es este señor no muy deseable, pues qué quieren que les diga. El 25 de septiembre los vascos están convocados a unas elecciones y la queja de Otegi ha sido como el punto de partida de la campaña electoral. Allí Bildu y Podemos pelean por el mismo electorado borroko o descontento así que toca dejar claro quién es el auténtico y quién el sucedáneo. Lo peor, repito, es que uno de los contendientes aspire a gobernar a todos los que viven en España, que como se sabe está llena de españoles. Los comicios del País Vasco será el momento en el que tal vez Iglesias pueda redimirse de la derrota nacional, del fracaso que digirió con una inteligencia sobrenatural la misma noche electoral. Podría ser la rentrée de la estrella en la temporada otoño-invierno. Otegi ya no es original así que puede copiarle cualquiera. Es tan antiguo como el plagiador. Mientras se realiza, en el mejor de los casos, una negociación absurda hacia una investidura de chichipú, las elecciones gallegas y vascas servirán de barómetro. Conoceremos quién se convierte en el auténtico líder de la oposición. Hasta entonces estamos destinados a que Otegi intente asomar la cabeza poco a poco. Con las ganas que tenía ser libre el hombre para al final ser esclavo de sus ideas.