Leo Messi
Papa llama
Leo Messi ha pagado más multas que los de la «Púnica», por la mala cabeza de don Jorge, su padre, que al elegir asesores se confió a los consejeros de Al Capone. El lince. Ronda los 57 millones de euros la cantidad que el mejor futbolista del mundo ha desembolsado por dejar sus asuntos en manos de trileros. Tengo un buen amigo que desde hace tres lustros sigue los consejos de un inspector de Hacienda para hacer la declaración de la renta. ¡En los últimos cuatro años ha sido sometido a cuatro declaraciones paralelas!
Cuentan que don Jorge abonaba una de las penitencias que le han caído a su hijo con una mano y con la otra abría en Panamá una «offshore» o como se llame. Si es así, ya no puede echar la culpa al muerto. Acusa a Rodolfo Schinocca, el primer asesor fiscal con el que topó, de haberle distraído los dividendos del primer contrato que Leo «firmó sin saberlo» con la marca Adidas en 2006. Con el despacho de Juárez&Asociados no se ceba. Señala. «Hago lo que me dicen, que para mí todo esto es chino», se justifica.
Aquí los paganos –don Jorge y Leo– no son más que unos «mandaos». Los del despacho elaboran la documentación, que el padre pasa al hijo para que éste la rubrique: «Sin saber lo que firmo»... Hasta el indulto de Islero, si se lo pusieran delante. Porque no creo yo que Messi lleve encima la tarjeta 4B, el pin memorizado y sepa cómo funciona el cajero automático. No porque sea cortito; no, es que siempre hay quien se lo hace.
Si tiene algún problema con Hacienda, ni se entera, «eso, papá»; si Hacienda resulta que le devuelve 8.000 euros en dos años por la declaración de la renta –¡que ya tiene delito!–, ni lo huele. El recurso es don Jorge, que obedece al principio de la Bermúdez, «papa llama», pero en argentino: «Llamo a papá».
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