Iñaki Zaragüeta

Peperos, ¡un poco de orden!

Los cargos públicos del Partido Popular de la Comunitat Valenciana deberían reflexionar sobre determinadas formas de conducta. Su heterogeneidad de comportamiento ofrece una imagen de descontrol interno y confunde a la ciudadanía, que no sabe a qué carta quedarse. Dan la impresión de desbandada, como si cada uno jugara a su aire, como si se tratara de no ser el último, el que apague la luz.

Por hacer una referencia de ayer mismo hacia atrás, comprobamos cómo el grupo municipal de Orihuela decide presentar una moción de censura con Mónica Lorente, imputada en el «caso Brugal», como candidata a la alcaldía sin que la Dirección provincial ni la regional haya dado el visto bueno. Sucede el mismo día que el alcalde de Chiva fue absuelto y mantiene su puesto gracias a no haber dimitido ni haber sido destituido. Veinticuatro horas antes, Lorenzo Agustí, el verso suelto del PPCV al estilo Gallardón, se negaba a sustituir a Alicia de Miguel en Les Corts Valencianes con incitación a la polémica interna respecto a tener varios cargos. Para ello, Alicia de Miguel había renunciado a todo, incluido al Parlamento autonómico, al prever su imputación en el «caso Gürtel» y a pesar de que ningún otro de sus compañeros había tomado ese camino estando en su misma situación. Y todo ello en el transcurso de tan sólo tres días.

No seré yo quien marque el camino de la virtud a los populares valencianos, entre otras cosas porque no quiero. Pero como contribuyente y por haber votado al PP desearía (no me gusta lo de exigir) una ordenación para saber a qué carta quedarme. Así es la vida.