Julián Cabrera
Precampaña frustrada
Pasado mañana ya será oficial el pistoletazo de salida a una campaña electoral para los comicios europeos tan vitales como lejanos aún para el subconsciente electoral de nuestros ciudadanos y con el vaticinio de varios previsibles escenarios tras el «25-M».
De entrada, la baja participación, mala noticia para la democracia en tiempos en los que atacar a los políticos pasa por la misma vereda que cuestionar el sistema. Otro escenario es la sensación de voto poco menos que experimental o de segunda, con la misma capacidad de refrendo o castigo que la respuesta a una macroencuesta del CIS. El tercer escenario, más de coyuntura en clave doméstica, lleva cociéndose desde el 11 de febrero, cuando Elena Valenciano iniciaba una prematura precampaña electoral como cabeza de lista socialista tras ser propuesta por Pérez Rubalcaba ante la Ejecutiva Federal. Esa precampaña ha demostrado dos cosas: que no por antes saltar al cuadrilátero se golpea primero y que la opinión pública no traga con discursos oportunistas como el esgrimido por la número uno de la lista socialista hace casi tres meses en favor de la mujer y en plena polémica sobre la reforma de la ley del aborto, como si sólo pasara por ahí nuestro futuro dentro de la unión.
A Valenciano se le ha pasado el arroz de su interminable precampaña y ahora, a dos días para que arranque la campaña oficial, evidencia la ausencia de un discurso transversal y meridiano que vaya más allá de la obsesión contra la canciller Angela Merkel. Con los sondeos en la mano, a más de uno en la dirección de Ferraz no debe de estar gustándole «cómo caza el perrito», por eso el 26 de mayo lo que puede arrancar es otra feroz precampaña, la de las primarias.
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