Alfonso Ussía

Pues muy bien

La Razón
La RazónLa Razón

Lo he leído en Twitter. Ha sido proclamada la República Independiente de Cataluña. Pues muy bien.

También he leído, y me ha interesado sobremanera, que don Francisco Romero no asistió a la boda de Cayetano Rivera Ordóñez. Ha cundido el pánico en el mundo del corazón. Si el gran Curro Romero no se ha presentado en la boda de Cayetano Rivera, deduzco que Cayetano se ha casado. Y le envío desde aquí mi más honda y cariñosa enhorabuena, porque siento una enorme simpatía por él y me parece de perlas que quiera ser feliz en esta vida.

Es lo que tienen las bodas, que nunca satisfacen a todos. En Comillas, este fin de semana, se hablaba de eso. No me atrevo a describir la belleza de los hayedos. Lo he leído también en una revista especializada. El colorido de los árboles caducifolios en el otoño avanzado es portentoso. Los robles aún mantienen el verde fuerte, pero algunas hojas amarillean. Se descolgarán de las ramas cuando les llegue el cobre seco de la muerte temporal. Las hayas, son así, no se ponen de acuerdo. De ahí la maravilla de los hayedos. Unos árboles dorados, otros sienas, otros rojos, y los más cercanos al sopié, de verde afligido, de verde que se despide. Los castaños han dejado caer sus erizos y sus frutos, y los nogales están completamente desnudos.

Lo que voy a escribir no lo he leído, sino vivido. Y trata de los árboles caducifolios. Paseaba con Luis Sánchez Polack «Tip», rumbo al bar del aperitivo con Antonio Mingote y Antonio Ozores completando el cuarteto. Sorpresivamente, apareció Fernando Vizcaíno Casas, gran abogado laboralista, escritor de éxito y estupenda persona. Fernando quería que «Tip» le presentara su último libro. Para ello, era fundamental sorprender a «Tip» y no dejarlo reaccionar. «Tip» aceptó. A regañadientes, pero asumió su compromiso.

Una semana más tarde se presentó en el «Meliá Castilla» para dar a luz al libro de Fernando. Lo hizo con una caja de cartón bajo el brazo y unos folios guardados en una carpeta. Y le llegó el turno. «Señoras y Señores, voy a intentar presentar este último libro de Fernando Vizcaíno Casas. Los árboles caducifolios son más nobles que los de hoja perenne. La tristeza del otoño y del invierno, se convierten en sana alegría cuando llegan los renuevos y las yemas estallan y se convierten en hojas esperanzadas». Fernando y todos los presentes no simulaban su asombro y pasmo, porque el libro no trataba en absoluto de árboles caducifolios. Y «Tip» prosiguió: «Sólo la encina y el alcornoque, de hoja perenne, pueden aspirar a la nobleza de los árboles caducifolios». «Tip» se la devolvió a Fernando, y al fin reconoció: «Mil perdones. Presento otro libro dentro de algunos días dedicado a los árboles caducifolios, y he dejado en mi casa los folios escritos para el libro de Fernando Vizcaíno y me he traído los equivocados. Perdón. Lean el libro, cómprenlo con anterioridad y un abrazo muy fuerte a todos». Quedaba el enigma de la caja de cartón. «Como viene tanta gente a las presentaciones de Fernando Vizcaíno, y “Planeta” no calcula bien las croquetas, me las he traído de casa». Y abrió su caja de cartón rebosada de croquetas de jamón. El que más se divirtió y rio la genialidad de «Tip» fue el damnificado Fernando. Me llama uno de mis hijos para interesarse por mi salud y me informa que ha leído en Twitter que se ha proclamado la independencia de la República de Cataluña. Pues muy bien. Si les hace ilusión...