Ely del Valle
¿Qué hará Rivera?
Mucho se está hablando de la posible aunque improbable, de momento, abstención del PSOE como solución para que se pueda formar Gobierno, y muy poco de lo que hará C’s, seguramente por esa indiferencia calculada, con la que el todavía presidente en funciones castiga, quitándole protagonismo, a quien le ha tratado con una dureza a todas luces excesiva. Sin embargo, parece evidente que todo sería más fácil para el PP con un sí del partido naranja. Juntos se colocarían a sólo ocho escaños de la mayoría absoluta, 34 menos de los que necesitaba Sánchez cuando se prestó a ser vapuleado en el Congreso. Claro que la suma no depende sólo de la voluntad del aspirante: Rivera tiene que jugar sus cartas y no hace falta dar demasiadas vueltas para saber que la oposición es un territorio en el que corre un serio peligro de morir por aplastamiento. Teniendo en cuenta que su potencial electorado le ha pasado factura por su entrega al PSOE y su tirria no contenida hacia Mariano, y que en la lucha entre Pablo y Pedro por convertirse en el azote parlamentario del PP Albert no cuela ni por asomo como animal de compañía, a Ciudadanos lo que le conviene es seguir explotando su papel de pez piloto, que es el que le va a permitir seguir atribuyéndose la limpieza de la dentadura del gobierno-tiburón de turno.
Fuera de ahí, sus 32 diputados quedarán diluidos en un hemiciclo que, les guste o no, sigue dividido en derecha e izquierda y en el que el centro acostumbra a ser el agujero del lavabo por el que se suele terminar cayendo en el desagüe. Si Rivera juega bien sus cartas de primo de Zumosol, puede exprimirle a Rajoy algunos cambios que le den el protagonismo que necesita. Si no lo hace, corre el riesgo de acabar convertido en pulpa de tamarindo... Y lo sabe.
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