César Vidal
Querido Paco, ni caso
Querido Paco: no me voy a dirigir a ti como «señor director» o «señor Marhuenda» porque no estamos en la entrega de un premio y resultaría inapropiado. Te llamo como nos tratamos habitualmente. De manera afectuosa y cordial. Sé –es sabido por todos– que desde hace demasiado tiempo te has convertido en el blanco de ataques desaforados. No me refiero a las críticas habituales, que ésas son legítimas e incluso necesarias en una sociedad abierta. Tú sabes que yo mismo no coincido siempre contigo en tus análisis y ahí nos tienes: tan amigos y sin habernos cruzado nunca una mala palabra. Estoy apuntando a la manera sañuda, grosera, persistente y cruel con que se han lanzado como alanos contra ti aprovechando ese medio maravilloso denominado internet. Permíteme que te formule al respecto una sugerencia: ni caso. Los que deseen perfilar una crítica en condiciones, que pretenda llevarte a reflexionar o a mejorar tu opinión, nunca actuarán así. La injuria, la mentira, el insulto quedan reservados para envidiosos y resentidos. Porque a ti, querido Paco, te envidian. Hay que decir que no eres el único que padece los efectos de ese deporte tan practicado en España. Si en otra nación, la gente valiosa sabe que disfrutará del respeto y del reconocimiento de sus compatriotas, en la nuestra resulta innegable que, en caso de darse ambos, vendrán acompañados de pantanos de envidia. Tú no podías ser una excepción. No soportan que lleves años dirigiendo un periódico que desearían haber visto hundido y que se mantiene a flote a pesar de la crisis. Quizá menos pueden tolerar que aparezcas en radios y televisiones que, la mayoría de las veces, no son precisamente amigables hacia ti. Desean ser ellos los citados, se pirran por ser los que estén en los medios y matarían, llegado el caso, por sucederte como director de «La Razón». Asimílalo: no te lo van a perdonar jamás. Tampoco te perdonarán nunca que te vaya bien en otras áreas de la vida y que, además de la carrera periodística, seas profesor universitario. Para una y otra tarea se consideran con más méritos aunque apenas logren escribir sin triturar la gramática o desparramar faltas de ortografía. No pierdas un segundo con ellos. Tampoco esperes la solidaridad de muchos que te envidian exactamente igual. Haz lo que crees que tienes que hacer y sigue adelante. La bilis que arrojan sobre ti es un tributo que rinden a tu éxito. El que ellos no tienen. Un fuerte abrazo de César.
✕
Accede a tu cuenta para comentar