Política

Alfonso Merlos

Rancios y sectarios

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¿Éste es el socialismo renovado, el que clama por la regeneración de la vida pública, el moderno, el abierto, el plural? ¡¿Pero es que nos hemos vuelto locos?! No. Ni siquiera la izquierda lo ha hecho. Pero la cabra tira al monte. Antes o después. Y eso significa ahora que, ante la ausencia de una estrategia y unos planes definidos (¡qué decir del liderazgo!), el PSOE va a lo suyo. Ya lo dijo Peces-Barba en aquel celebérrimo homenaje a Carrillo («aquí estamos los buenos»). Así que Rubalcaba y Soraya se han acordado de los buenos una vez más. De los españoles que viven con la mirada puesta en 1931 y, ya casi en 2014, siguen luchando contra el general Franco. De los sindicalistas de clase que entienden que disponen de patente de corso para hacer lo que les venga en gana, como les venga en gana y cuando les venga en gana. Así no se va a ninguna parte. O sí. A aquellos lugares que huelen a naftalina, que suenan a rancio, en los que reina el sectarismo. ¿Y es este mejunje lo que necesita este país para imprimir velocidad a la salida de la crisis? Es obvio que no. Como lo es que cuanto más pierdan el tiempo estos socialistas con sus agendas en blanco y negro, más tendrán claro los ciudadanos que donde mejor están es lejos del poder. Porque no queremos más involución, más enfrentamientos, más ruina. ¿Se ha entendido algo?