Enrique López

Realismo trágico

La Razón
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Hoy se presenta ante la opinión pública la forma de elección de los miembros del Consejo General del Poder Judicial como uno de los grandes problemas que aquejan a la justicia en España, y en mi opinión, siendo un tema importante, para nada es lo más acuciante. Resulta paradójico cómo la más alta instancia en materia de derechos fundamentales en Europa, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, está formada por jueces, si es que se les puede llamar así, elegidos por una asamblea formada por parlamentarios naciones de los diferentes estados que componen el Consejo de Europa. En definitiva, son jueces elegidos directamente por políticos, pero como diría el humorista Gila con las gafas polarizadas, es que vienen del extranjero y todo lo que viene del extranjero es bueno. Pues no es así, ni es tan malo, ni es tan bueno. Hoy se habla mucho del informe Greco que cuestiona la independencia de la justicia española por la forma de elección del CGPJ, pero la pregunta es ¿alguien se ha parado a leer sus recomendaciones a Francia o a Gran Bretaña? Algunos se llevarían una gran sorpresa si conociesen la forma de funcionamiento del Ministerio Fiscal en Francia, cuya cabeza depende del Ministro de Justicia como en España un simple director general, no digo nada de la forma de elección de los jueces en Inglaterra y País de Gales. Ya está bien de criticar tanto nuestra justicia y a sus componentes, convendría comenzar a valorar lo que tenemos, que es bueno. Pero el realismo trágico, que no mágico, es inexorable y nos hace ver, como en todo, una negra imagen de un servicio público que en términos generales funciona bastante mejor que en otros países. La cuestión es: ¿cuándo vamos a asumir un estatus quo de equilibrio institucional aceptando las reglas del juego sin reservas? ¿Cuándo vamos a transmitir a la ciudadanía un mensaje de normalidad para que puedan confiar en su justicia y no al revés? No se puede estar permanentemente cuestionando el sistema. La justicia que de verdad interesa a los ciudadanos es la que resuelve sus problemas y no la que se los genera. Hoy la justicia española está dando una lección de serenidad y equilibrio en lo que se refiere a Cataluña y esto es lo importante.