María José Navarro
Redes
El otro día estuve comiendo con mi querida Reyes Monforte, periodista y autora de éxito y columnista de este insigne periódico de izquierdas. Aunque Reyes es rubia, delgada, mona, lista, linda, dulce, divertida, tiene las puntas hidratadas y los dientes blancos, yo la quiero. Es decir, soy capaz de dirigir la palabra a una tía que, objetivamente, me da cien vueltas en todo. Yo soy muy cariñosa con las que me van por abajo. Lo que me va por abajo es la Mula Francis, la Jaca Paca y una perra de aguas que hay en mi barrio. Bueno, la perra no, que tiene unos ojos azules espectaculares. Porque yo, así, en general, detesto a las tías que están buenas. ¿Estás buena, querida lectora? Pues ya me tienes enfrente hasta que dejes de estarlo. Hoy he repasado la lista de la gente a la que sigo en Instagram y me he dado cuenta de que todo el rato son fotos de personas que me caen al hígado. Hago repaso y todo son actrices de estas de mediopelismo, de estas de series, que no vocalizan pero que están tremendas. La Hiba esta del «Príncipe»: ahí estoy yo, de seguidora. Elsa Pataki enseñando marido: ahí estoy yo, de seguidora. Cristiano enseñando por qué algunos delfines son más inteligentes que el ser humano; Bustamante y la otra empalagando a una caja de Miguelitos de La Roda; Sara Carbonero y sus frases de calendario de autoayuda. Ah, y desde hace dos días sigo a Amaia Montero y con eso me he coronao. Te pega a rotabrazo esa mujer y te mata. Yo me voy a hacer también una foto para Instagram. Zapatillas de estar por casa de Los Guerrilleros, mallas con pelotillas de Mercería Marichon, camisetuzo Ocean a punto de convertirse en trapos de cocina. La cadera y la barriga son de fabricación casera. La colgaré para mis seguidores y escribiré: #sinfiltros No sé cómo lo hago para no parar en todo el día!
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