Angel del Río
Resistencia numantina
Cristina, resistencia numantina». De esta manera la calificaba no hace mucho un amigo común, cuando puso mano de hierro como delegada del Gobierno a las posiciones radicales de los sindicatos y a las acciones inflexibles de quienes querían hacer suya la calle. Ha demostrado no dejarse intimidar por las minorías y no se ha achicado a la hora de aplicar la Ley, aunque ello le haya costado sufrir presiones de todo tipo, incluidas las personales, que son las que más le han dolido. Esta seriedad y rigor como delegada ha significado para muchos el descubrimiento de una política llamada a desempeñar cargos de mayor relevancia. Para quienes la conocemos desde hace ya muchos años no nos ha sorprendido porque, por donde ha pasado, ha dejado una estela de mujer trabajadora, responsable, eficiente y dialogante. Esto le ha situado como una opción a la Alcaldía, a la Presidencia de la Comunidad o al Ministerio de Interior. Cuando hablábamos de esto, ella sonreía y me comentaba: «Ángel, que me dejen en paz. Bastante tengo con ocuparme de una Comunidad, de una ciudad que es la capital europea de las manifestaciones, como para meterme en batallitas». A esta mujer de fortaleza no la han conseguido quebrar tantas circunstancias difíciles y ahora no la va a doblegar un desgraciado accidente. «Cristina, resistencia numantina». Pues eso.
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