Revoltosos

Desagradables, ofensivas, indignas, consentidas y hasta puede que jaleadas pancartas al margen –«Decidme que (sin acento) se siente. Lisboa 2015, Milán 2016»)–, el Real Madrid avanza por dos caminos aún paralelos, el de la competición, en manos de Zidane y su equipo, y el del establishment, que al margen del cuadro técnico habitual dibuja el futuro. Así, el eco del interés madridista por Mbappé, la nueva perla del fútbol francés y mundial, llega con sordina porque a la Liga y a la Champions les quedan minutos musicales y todo está por decidir, aunque soplan vientos muy favorables. El 3-0 al Atlético es una losa cuasi imposible de levantar y encuentros como el de esta noche en Granada, frente a un descendido, no deberían suponer obstáculo alguno hacia las glorias deportivas.

No obstante, Zizou, con la sensatez que le caracteriza, ha frenado el ataque de euforia, tan ligado a los resultados del día que en el transcurso de una semana puede virar hacia la tragedia. «Si en este club no rindes, te vas a tu casa», aclara el técnico, que no deja de repetir que, aunque tiene dos años más de contrato, el compromiso puede transformarse en papel mojado si no gana al menos un título esta temporada. Y ahí está, empeñado en cumplir con lo firmado. Y hasta puede que, para no pifiarla, escuche los consejos de alguien con tanto peso en la plantilla como Kroos, quien después del repaso al Atlético aseguró: «La clave ha sido jugar con cuatro en la media». Sin Bale quiebra la BBC y se dispara el Madrid. Zidane y Kroos no son rebeldes, sólo un poco revoltosos.