Política

Alfonso Merlos

Servidores, sufridores

Servidores, sufridores
Servidores, sufridoreslarazon

Representan lo mejor de nuestra casta, de nuestra nación. Seguramente todo aquello que nos hemos ido dejando por el camino con el paso de los siglos pero que nunca es tarde para recuperar: el arrojo, el coraje, la valentía, la integridad, el sentido de la misión, la vocación de ayudar a los demás, la hombría en su vertiente menos machista y superficial, más profunda y trascendental.

Son los soldados que se exponen al fuego enemigo, que combaten el terror, que reprimen el crimen, que ven la violencia a centímetros para gestionarla y apagarla, que amanecen y anochecen en los peores lugares del mundo: esforzándose y entregándose en el ejercicio altísimo de conseguir seguridad y libertad a miles de kilómetros de España para que quienes escribimos artículos en periódicos y presentamos programas de televisión, o quienes alicatan cuartos de baño, o quienes defienden en despachos a sus clientes, o quienes venden botones en una mercería puedan hacerlo con tranquilidad y serenidad.

Es así. Son nuestros soldados. Nos sirven. A nosotros. Y sufren. Por nosotros. Porque lo han querido. Porque lejos de la vida cómoda y simple y desaprovechada han buscado hacer cosas nobles, calladas, impagables, de un valor que sólo una minoría de españoles pazguatos o zorritontos o vacíos es incapaz de vislumbrar y reconocer.

Sí. A pesar de los accidentes o precisamente por ellos. Con Hizbulá más o menos activa en el corazón de Oriente Medio. Con grupos de traficantes de armas y piratas más o menos excitados en el centro de África. Nuestros militares hacen cada día de ésta una España más grande. Aunque otros –con sus lujos, sus miserias, su sectarismo, su antipatriotismo– no vean lo que quizá es invisible a los ojos de la gente vulgar, perdedora, pequeña. Abel García Zambrano. Descanse en paz. Y, ¡viva España!